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El arte de la cata de vinos: vinos rosados de Navarra añada 2011

vinos rosados de Navarra añada 2011

En esta ocasión el arte de la cata de vinos centra su atención en los vinos rosados de Navarra añada 2011. Para comprender el verdadero alcance de estos caldos contamos con las directrices de Jesús Bernad, gran conocedor de este apasionante mundo que tratamos de impulsar desde Cincuentopía.

Los vinos rosados de Navarra se basan, de manera prioritaria, en la uva garnacha. Destacan por valores como su intensidad, la gran vivacidad, sus colores imponentes (rosas intensos). Todos ellos se elaboran con la avanzada técnica del sangrado, que consiste en obtener el mosto yema o mosto flor sin presión, lo que garantiza los máximos niveles de calidad.

Dejémonos guiar por el conocimiento de Jesús Bernad (es de obligada visión su excelente canal en Vimeo) para ver en este vídeo algunos de los principales rasgos de los cuatro vinos rosados de Navarra añada 2011 seleccionados: Príncipe de Viana, Señorío de Sarriá, Ochoa Rosado de Lágrima y Fortius.

ROSADOS DE NAVARRA DE 2011 from Jesús Bernad on Vimeo.

La presencia de estos vinos rosados de Navarra nos mueve a una reflexión adicional: merece la pena que encontremos un lugar adecuado para catarlos, que sea un entorno bien iluminado, ventilado, preferentemente silencioso; y desde luego es preciso que utilicemos copas de buen cristal, transparentes e incoloras.

Como habitualmente subrayamos desde Cincuentopìa, la cultura del vino es extensa, rica, plural y sumamente interesante. Bebamos para disfrutar y siempre con la debida moderación.

En anteriores entradas de la serie el arte de la cata de vinos ya publicadas en Cincuentopía hemos tratado los siguientes contenidos:
Crianza Rioja
Crianza Ribera del Duero
Vinos de Toro

[author] [author_image timthumb=’on’]https://cincuentopia.com/wp-content/uploads/2015/06/logo-google-.jpg[/author_image] [author_info]Cincuentopía

«Dejadme aprovechar -escribió- el afecto que todavía hay en mí, para contar los aspectos de una vida atribulada y sin reposo, en la que la infelicidad acaso no se debió a los acontecimientos por todos conocidos sino a los secretos pesares que sólo Dios conoce».

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