En 1980, durante los juegos olímpicos de Moscu, se produjo uno de esos enfrentamientos que engrandecen a leyenda del deporte.
Los juegos olímpicos de Moscu estuvieron influidos notablemente por la situación política del momento. Estados Unidos, argumentando que la presencia militar soviética en Afganistán (a raíz de la guerra civil) era una invasión y violaba el derecho internacional, decidió no asistir a los juegos sólo seis meses antes de que comenzaran. El presidente estadounidense, Jimmy Carter, amenazó con revocar el pasaporte a cualquier atleta estadounidense que intentara ir a los juegos olímpicos.
Moscú era en aquel entonces la capital de la Unión Soviética, el país más grande del mundo y una de las mayores potencias mundiales tanto en términos económicos, como políticos y militares. El socialismo era la oposición al capitalismo, y los estados socialistas y capitalistas llevaban enfrentados varias décadas en la denominada Guerra Fría.
Con este panorama, comenzaron unos juegos olímpicos en el que los atletas británicos participaron bajo la bandera olímpica.
De todas las pruebas disputadas, sobresale la épica final de 1.500 metros en la que Sebastian Coe se tomó cumplida venganza de Steve Ovett, ya que este le había arrebatado solo unos días antes la medalla de oro de los 800 metros. Fue la consagración definitiva de Sebastian Coe.
En principio Coe partía como favorito en los 800 m, mientras que Ovett tenía más opciones en los 1.500 m, prueba en la que llevaba 45 carreras consecutivas (más de tres años) sin conocer la derrota.
Al final las cosas se desarrollaron justo al revés. Primero Ovett ganó el oro en los 800 m, donde Sebastian Coe acabó 2º.
Unos días más tarde, en la final de los 1.500 m, Coe le devolvió el golpe y ganó la medalla de oro, por delante del alemán Straub y de Ovett, que solo fue 3º. Fue una carrera táctica y decidida al sprint en la última recta.
Los duelos con su compatriota Steve Ovett en los 800 y en los 1.500 metros de esos Juegos han pasado a la historia del atletismo.