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Catedrales del mundo: catedral de Murcia

Catedrales de Murcia

Comenzamos nuestro recorrido por las catedrales del mundo con un paseo por la catedral de Murcia, un monumento cuya construcción comienza a finales del siglo XIV y concluye a mediados del siglo siguiente.

Quedamos un tanto encogidos ante el aspecto externo tan poderoso de la catedral de Murcia. Percibimos la notable mezcla de estilos que se advierte en sus elementos constructivos (aunque el proyecto era claramente gótico cuenta con diferentes añadidos renacentistas, barrocos e incluso neoclásicos) pero sobre todo llama nuestra atención el formidable campanario, del que dicen que es el tercero más alto de España con más de 90 metros y que tardó más de 400 años en rematarse, que cuenta con 25 campanas, cada una de ellas con su propio nombre y según quienes entienden de esto con su propia sonoridad.

Recorremos el perímetro del edificio y nos vamos fijando en sus puertas: la de los apóstoles, de gótico florido y de un único hueco central rodeada de vistosas arquivoltas profusamente decoradas; la del pozo, tan sencilla en apariencia como elegante en su ejecución; y la de las cadenas, cuya fachada plateresca consta de dos cuerpos bien diferenciados.

Antes de adentrarnos en el interior de la catedral de Murcia nuestros ojos se fijan en su portentosa fachada principal, de excepcional belleza y sujeta durante el transcurso de los siglos a los vaivenes de la sismología característica de esta tierra (el actual imafronte sustituye a una fachada anterior que hubo de ser demolida antes de que se viniera abajo por completo) y a la endémica falta de recursos económicos. En su momento estuvo coronada por una gran estatua del apóstol Santiago pero fue retirada por su elevado peso y sustituida por una cruz que a su vez resultó derribada por un terremoto en 1829.

Ya dentro escuchamos con placer el resonar de nuestras pisadas en las baldosas y vamos recorriendo sus estancias sin un orden concreto, sin prisa ni agobios, con cierta molicie. De vez en cuando advertimos la presencia de algún feligrés en recogida oración o nos cruzamos con algún turista que tiene ese inequívoco aire mezcla de despiste y firme resolución que es tan característico de los turistas de cualquier lugar y condición.

Catedrales del mundo: catedral de Murcia
Cúpula de la capilla de los Vélez

Nos acercamos a la capilla mayor de la catedral de Murcia. En su interior se encuentra el sepulcro que contiene el corazón y las entrañas (así, como suena) del rey Alfonso X el Sabio dentro de una urna de piedra pintada de blanco y oro. El emperador Carlos V prohibió que nadie, fuera cual fuese su rango, podía ser sepultado en dicha capilla y se nos viene a la cabeza el curioso pensamiento de que es triste pasar los siglos sin compañero alguno de descanso eterno.

Y ahora corresponde el turno al asombro: nos quedamos boquiabiertos al ver la formidable capilla de los Vélez, una obra maestra del gótico flamígero que en 1928 fue declarada Monumento Nacional. La simbología escultórica refleja todo el linaje de la familia Fajardo (marquesado de Vélez). ¡Qué exquisita decoración, cuánta minuciosidad en cada detalle, qué preciosas las esculturas labradas y los relieves cincelados! Y el caso es que no conocemos con precisión quién fue el autor de esta maravilla (aunque en tiempos hubo quien la atribuyó a Juan Guas o a Juan de León).

Catedrales del mundo: catedral de Murcia
Órgano neogótico de doble fachada de la empresa belga Merklin-Schütze

Avanzamos, retrocedemos, volvemos a avanzar. Vemos casi de pasada algunas capillas (la de Junterones, la del baptisterio, la de San Antonio…); y contemplamos absortos el portentoso órgano neogótico de doble fachada de la empresa belga Merklin-Schütze situado sobre la sillería del coro (un regalo de la reina Isabel II procedente del desamortizado monasterio de San Martín de Valdeiglesias) y las no menos excelentes rejas góticas del altar mayor y del coro, que son obra del gran maestro Antón de Viveros.

Nuestras piernas empiezan a pesarnos y tenemos que tirar de voluntad para entrar en el museo de la catedral de Murcia, que está instalado donde es su momento se ubicara la sala capitular. Impresionan por igual un par de retablos góticos y algunos grupos escultóricos pero quizá la palma se la lleven la impresionante custodia del Corpus (obra de Antonio Pérez de Montalto) y la campana denominada Mora (la única de las que se conservan que es anterior al siglo XV).

Un cartel sale a nuestro encuentro: se trata del letrero que indica la subida al campanario. Y tras unos cuantos dimes y diretes nos decidimos a subir sus 18 rampas y sus 44 peldaños. Eso sí, vamos poco a poco, tomándonos las cosas con calma amparados por la escasez de visitantes. ¡Qué dicha cuando se llega al final! Las vistas nos parecen excepcionales, acaso por la alegría que nos da haber concluido la esforzada subida o, simplemente, por su singular belleza. Surgen ante nuestros ojos tejados y azoteas de toda índole y retazos de huertas que un día llenaban todo el paisaje ahora ocupado por edificaciones y carreteras. Este vídeo del canal Región de Murcia Digital muestra la espectacularidad de la subida.

Tras el descenso nuestras piernas están acorchadas. Buscamos el alivio del descanso en uno de los bancos de la nave central y echamos un último vistazo, escudriñando una nueva perspectiva, al retablo del altar mayor, a las vidrieras, a la sillería del coro… Salimos con esa típica sensación de paz con la que siempre se deja un monumento como éste. Dejamos aquí la posibilidad de realizar una visita virtual a la catedral de Murcia y garantizamos a los seguidores de Cincuentopía que no puedan acudir en persona que merece la pena.

 

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Cincuentopía

«Dejadme aprovechar -escribió- el afecto que todavía hay en mí, para contar los aspectos de una vida atribulada y sin reposo, en la que la infelicidad acaso no se debió a los acontecimientos por todos conocidos sino a los secretos pesares que sólo Dios conoce». [/author_info] [/author]

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