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Catedrales del mundo: catedral de Viena

Catedral de Viena

Hace algún tiempo que en Cincuentopía no recorremos Catedrales del mundo. Remediemos este olvido y demos un paseo por la catedral de Viena, también conocida como catedral de San Esteban.

Situada en la plaza de San Esteban, la catedral de Viena se levanta donde hace siglos hubo una iglesia, de más que notables dimensiones para la época, de estilo románico. De dicha iglesia, que a su vez fue reconstruida menos de cien años después, apenas quedan vestigios: las excepciones son el pórtico y las dos Torres de los Paganos, elementos hoy incorporados al edificio actual.

Comenzada a construir en el siglo XIV, está considerada como una pequeña maravilla del estilo gótico. Lo primero que se levantó fue el coro, posteriormente las paredes laterales de la nave central y ya a mediados del XV los tramos finales de bóveda, una parte que resultó particularmente trabajosa y arriesgada. Sin embargo, las sucesivas ampliaciones mantuvieron la edificación en obras prácticamente hasta el siglo XVIII.

El aspecto exterior de la catedral de Viena no deja indiferente a nadie: nuestros ojos se fijan en esas estatuas que la rodean (parte de ellas representan a santos y otra parte son gárgolas cuya función era espantar los malos espíritus). Alguien nos indica que son réplicas y que podemos encontrar los originales en el Museo de Historia de la ciudad, pero nos siguen pareciendo de gran belleza.

Tampoco pasa desapercibido su espléndido tejado, reconstruido tras la Segunda Guerra Mundial, con una pendiente que llega a los ochenta grados en determinados puntos y que además de permitir el rápido desagüe de la lluvia facilita que siempre esté limpio. Los días soleados sus tejas esmaltadas multicolores transmiten un sorprendente efecto irisado.

Y qué decir, por no extendernos demasiado, de sus desiguales torres, la esquelética Torre Sur cuyos casi 350 peldaños ofrecen unas espectaculares vistas de la ciudad y la nunca concluida Torre Norte coronada con una cúpula renacentista, y de su tremenda campana (conocida como Pummerin), instalada tras la conclusión de la Segunda Guerra Mundial (la original se perdió tras un incendio) y con un peso de 21 toneladas.

Catedrales del mundo: catedral de Viena
Catedral de Viena. Detalle del púlpito de piedra gótico

Ahora entremos a su interior, estructurado en tres naves (la central y las dedicadas a los Apóstoles y la Virgen María respectivamente). La catedral de Viena nos ofrece algunos detalles verdaderamente dignos de consideración. Nos detenemos con atención ante su magnífico púlpito de piedra gótico de comienzos del siglo XVI. ¡Qué extraordinaria expresividad poseen los rostros de los cuatro Padres de la Iglesia (san Agustín, san Ambrosio, San Gregorio y San Jerónimo)! Parece que no hay unanimidad a la hora de atribuir su autoría pero qué más nos da, el caso es poder disfrutar de esta maravilla.

Y casi sin solución de continuidad estamos ante su altar mayor, culminación del estilo barroco vienés, con un prodigioso retablo de quince metros de altura pintado sobre placas de estaño (se consideraba que la tela no sería capaz de soportar el peso de la pintura). Mármoles negros, grises y blancos otorgan un particular aspecto al conjunto, coronado por un busto de la Inmaculada Concepción.

Nuestras miradas van de un sitio a otro, acaso un tanto sobrepasadas ante tanta belleza: la formidable sillería del coro, las notables vidrieras, los altares de pilares y laterales, cada uno con su propia personalidad, las numerosas capillas con sus frescos e imágenes policromadas, el cenotafio del duque Rodolfo y su esposa Catalina en la nave de Santa María, la tumba del emperador Federico III en la nave de los Apóstoles… y también elementos más modernos pero no por ello menos interesantes como una cruz que recuerda a los caídos en la Segunda Guerra Mundial o el nuevo órgano adaptado al estilo barroco predominante en el interior.

Catedrales del mundo: catedral de Viena
Catedral de Viena. Interior de la nave central

Pero la catedral de Viena todavía nos aguarda una sorpresa adicional: una visita a las catacumbas, que guardan restos de víctimas de la peste y un osario. Vemos varias hileras de urnas que contienen los órganos de miembros de la dinastía Habsburgo, desmembrados tras fallecer y cuyos restos eran luego dispersados por diversos edificios.

Salimos al exterior y agradecemos la brisa vigorizante de Viena. Según la hora de visita de cada cual quizá haya llegado el momento de degustar un sabroso wiener schnitzel acompañado de una buena cerveza y acaso un apfelstrüdel para endulzar el paladar.

Si quieres conocer más acerca de nuestra serie Catedrales del mundo te recomendamos (publicadas con anterioridad en Cincuentopía): Catedral de Murcia / Catedral de Siena

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«Dejadme aprovechar -escribió- el afecto que todavía hay en mí, para contar los aspectos de una vida atribulada y sin reposo, en la que la infelicidad acaso no se debió a los acontecimientos por todos conocidos sino a los secretos pesares que sólo Dios conoce».

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