¿Qué tiene de singular Donde los escorpiones, la última novela de Lorenzo Silva? En primer lugar se trata de la primera vez que su célebre personaje, el investigador de la Guardia Civil Rubén Bevilacqua, sale fuera de España a ocuparse de un caso; y por otro lado, como detalle que no puede pasar desapercibido a los seguidores de este portal, ¡Bevilacqua ya es un cincuentópico de pro!
Con Donde los escorpiones Lorenzo Silva (1966) vuelve a un territorio que no le es ajeno: el de la guerra (a estas alturas de la película ya nadie emplea eufemismos para aludir a lo que está ocurriendo en ese país) en Afganistán que ya abordó, por ejemplo, en Música para feos. Eso sí el registro literario es bien distinto, tal y como analizaremos a continuación.
Han pasado dos años desde que el escritor publicara Los cuerpos extraños, libro reseñado en su momento en Cincuentopía. Donde los escorpiones constituye la novena entrega del universo Bevilacqua. La novela plantea el asesinato de un militar español destinado en la base de Herat en Afganistán, degollado con una hoz plegable que los afganos utilizan para cortar la amapola (uno de los símbolos de esta nación por motivos suficientemente conocidos). Quién lo ha matado, por qué lo ha hecho y qué implicaciones tiene este hecho son algunas de las principales cuestiones planteadas.
A lo largo de las páginas de la obra Lorenzo Silva va tejiendo de manera tan paulatina como invisible una formidable tela de araña en la que el lector queda implacablemente atrapado. De nuevo el novelista muestra su enorme dominio del tempo narrativo, faceta que va mejorando libro tras libro, sin apresuramientos fastidiosos ni giros de trama tramposos.
La lectura de Donde los escorpiones me reafirma en un sentimiento que tengo ante las últimas novelas en las que interviene Rubén Bevilacqua: cada vez me interesa menos el qué ha sucedido y más el porqué de lo acaecido y de los elementos que conforman el contexto narrativo. El autor continúa cincelando su propio cosmos, más y más sólido, sin que ello implique en modo alguno pavonearse en su saber hacer o aburrir al lector.
Me gustaría incidir sobre dos aspectos particularmente relevantes de Donde los escorpiones. El primero tiene que ver con el constante crecimiento de los personajes que pululan por el entorno Bevilacqua. Por supuesto a la cabeza de todos ellos se encuentra el referido protagonista, cada vez más consciente de sus debilidades y acaso por ello más sabio, escéptico sin llegar a ser cínico, con su siempre acreditada capacidad para la deducción y la inducción y para la eficaz gestión de los recursos humanos.
Y junto a él una parte significativa del elenco habitual en otras novelas: su compañera Chamorro, que ya ha alcanzado la cuarentena y porta los galones de sargento pese a que nada de ello facilita el adecuado progreso de su vida personal; la cabo Salgado que parece haber adquirido el grado de madurez necesario para abordar con destreza la tarea profesional encomendada; el guardia Arnau, quien continúa su progresión y al que cabe augurar un futuro prometedor; o Pereira ¡que ya es general! Hasta tenemos noticias del hijo del protagonista aunque mejor no decir nada más de él y que sea el lector quien vaya sorprendiéndose (o no) con las noticias que depara.
Un segundo elemento tiene que ver con la magnífica descripción de ambientes y técnicas de investigación, cuestiones que Lorenzo Silva siempre cuida pero que en esta ocasión alcanzan un significativo grado de exquisitez. Es excelente la recreación de la base de Herat, pocas veces hemos sido traslados con tal grado de eficacia, a partir de un relato de ficción, hacia una realidad tan escondida y desconocida como evidente y aterradora; y no menos acertada es la delineación del complejo entramado burocrático que circunda la recóndita instalación militar.
Donde los escorpiones puede ser leída por quienes jamás hayan estado en contacto con anteriores novelas de esta saga. Eso sí, los asiduos parten con la ventaja de que conocen buena parte de las pautas de comportamiento de algunos de los personajes, quienes ya forman una especie de familia, lo que siempre permite realizar en paralelo una segunda (e incluso una tercera) lectura del texto.
Una muy buena noticia es que Rubén Bevilacqua no da síntomas de estar agotado como personaje literario, casi veinte años después de la primera de sus apariciones en El lejano país de los estanques. Por el contrario, novela tras novela lo vemos más afianzado, mejor nutrido desde un punto de vista narrativo. Cosa muy distinta es que el autor termine cansándose de él y opte por dar súbito carpetazo a sus periódicas apariciones.
Donde los escorpiones incorpora una interesante separata de algo más de sesenta páginas, en forma de edición no venal, donde Lorenzo Silva explica cuál fue la génesis del proceso creativo de la novela e incluye algunos textos ya publicados en medios de comunicación como El Mundo y XL Semanal.
La lectura de Donde los escorpiones puede ser una magnífica manera de introducirse no sólo en el universo policiaco de Lorenzo Silva sino en el resto de la obra del escritor, que cuenta con títulos tan interesantes como La flaqueza del bolchevique, Del Rif al Yebala, El nombre de los nuestros o El cazador del desierto, entre otros. Toda la producción literaria del autor ha sido publicada por Destino.
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Lorenzo Silva. Donde los escorpiones. Destino.
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David Parra
Especialista en nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones aplicadas al ámbito del periodismo. Ha publicado alrededor de diez libros y más de treinta artículos en revistas científicas. Le gusta leer. [/author_info] [/author]