El diccionario de la Real Academia define el aburrimiento, en su primera acepción, como el «cansancio de ánimo originado por falta de estímulo o distracción, o por molestia reiterada». ¿Hasta qué punto es relevante en la vida de los seres humanos en general y de quienes hemos cumplido ya los cincuenta años en particular?
Para aproximarnos al fenómeno del aburrimiento desde unas perspectiva científica conversamos con Josefa Ros Velasco, investigadora postdoctoral en el Departamento de Filosofía y Sociedad de la Universidad Complutense de Madrid, donde también imparte docencia. Asimismo ha sido profesora asistente en el Departamento de Lenguas y Literaturas Romance de la Universidad de Harvard y becaria postdoctoral del Real Colegio Complutense en Harvard. Es Doctora Europea en Filosofía y está especializada en el ámbito del estudio del aburrimiento desde una perspectiva multidisciplinar que investiga la evolución del concepto como psicopatología a través de las narrativas médicas, filosóficas, literarias y teológicas occidentales a lo largo de la historia.
Son muchas las preguntas que se plantean en relación con la materia. ¿Constituye el aburrimiento un desencadenante del deterioro cognitivo y físico que conlleva el transcurso de la edad? ¿Es necesario prestar más atención a este fenómeno por parte de las políticas públicas dado el evidente envejecimiento de las sociedades de los países más desarrollados?
A quienes se encuentren interesados en profundizar en la cuestión les recomendamos que escuchen este podcast -el número 31- de De sentido común, un programa emitido a través de Radio Cincuentopía cuyos contenidos son elaborados por el equipo de Viva Voz para Cincuentopía.
[author] [author_image timthumb=’on’]https://cincuentopia.com/wp-content/uploads/2015/06/logo-google-.jpg[/author_image] [author_info]Cincuentopía«Dejadme aprovechar -escribió- el afecto que todavía hay en mí, para contar los aspectos de una vida atribulada y sin reposo, en la que la infelicidad acaso no se debió a los acontecimientos por todos conocidos sino a los secretos pesares que sólo Dios conoce».
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