¿Por qué un pintor como El Greco fue rechazado por Felipe II?
El 8 de mayo de 1561 Felipe II decide trasladar la corte a Madrid. Varios son los motivos que se han venido barajando. Por razones estratégicas (alejarse de la influencia del Arzobispado de Toledo o de los Comuneros en Valladolid), por consejo paterno o por amor (la predilección de su tercera esposa Isabel de Valois).
La dinastía de los Austrias precisaba de un trono y un altar que encontró en un enclave tan singular como El Escorial. En el inicio de un reinado, el de Felipe II, de un imperio en el que no se ponía el sol y que se convertiría en ariete de la reforma luterana.
La Contrarreforma y la creación artística
Felipe II es prototipo de príncipe renacentista pero también el paladín de la Contrarreforma católica surgida del Concilio de Trento.
Y la Contrarreforma encuentra un vehículo de persuasión en el arte. Así, empieza a dirigir a sus artistas en sus temáticas y en la forma que las llevan a cabo. Con ello pretendía controlar el decoro, la belleza, el tema y su credibilidad. La imaginería es la manera de defenderse frente a los ataques de la Reforma protestante y combatir su severidad e iconoclastia. (Pilar Rubiales Fuentes). El catolicismo reconoce en las imágenes una triple función: la devocional, la pedagógica y la modélica. Al representar a Cristo, la Virgen y los santos, ofrecen a los fieles verdaderos ejemplos de vida cristiana a los que imitar (Martínez Burgos 2004).
La exaltación de la Eucaristía, la glorificación de la Virgen y de los santos, la iluminación del hombre por la gracia divina y la emoción que condujera a los fieles hacia la devoción habían sido erradicados por Lutero y Calvino. Había que recuperar el terreno perdido y aleccionar acerca de la fe. Así, cundieron las representaciones de los santos mártires, las escenas de la Pasión, la vida y milagros de la Virgen, que humanizaban dichas figuras intercesoras de la gracia divina.
El Greco llega a España
Al igual que otros artistas en 1577 El Greco llega a España, más concretamente a Toledo con una carta de recomendación de Giulio Clovio. Y venía atraído por los numerosos encargos que precisaba la ornamentación de San Lorenzo de El Escorial. Parece ser que El Greco se relacionó con Pompeo Leoni, escultor de Felipe II e involucrado en el ornato de la Basílica, y que esté se convirtió en su valedor.
En esta primera etapa fue acreditando su valía con El Caballero de la mano en el pecho, La Crucifixión con donantes, el San Sebastián, ubicado en la Catedral de Palencia, el San Lorenzo del Colegio del Cardenal de Monforte de Lemos (Lugo).
El encargo de Felipe II
El Martirio de San Mauricio y la Legión Tebana de El Greco fue encargado en 1580 por Felipe II. La finalidad era decorar una de las capillas laterales de la Basílica del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, concretamente la capilla consagrada al santo. San Mauricio era el patrón de la Orden del Toisón de Oro, cuya cabeza era Felipe II y todavía hoy lo siguen siendo los reyes de España.
El artista invirtió casi tres años en pintar su obra ocupándose personalmente de la entrega en el monasterio que tuvo lugar cuando el rey estaba ausente en Portugal A su regreso, el rey pudo ver la obra pero no resultó de su agrado, aunque su calidad artística le fue reconocida al tasarse la obra en 800 ducados. Hay quien ha interpretado la tasación y pago subsiguiente como prueba del reconocimiento artístico. Sin embargo, El Greco fue rechazado por Felipe II. Analicemos el motivo.
A El Greco se le pedía claridad y decoro para la representación del martirio. Sin embargo, es representado en segundo término. Y lejos de mostrar sufrimiento y muerte, lo hace con una serenidad inapropiada. El motivo principal es el momento en que el santo convence a sus compañeros para que permanezcan fieles a su fe en Cristo. Así mismo viene a utilizar de un recurso excesivamente mundano, habitual de la pintura italiana como es la introducción de una serie de retratos de personajes con armaduras contemporáneas, con banderolas y ballestas.
No fue identificada la resistencia de San Mauricio a hacer sacrificios a los dioses con un rey defensor de la fe católica. Así, acabó relegado a una estancia secundaria del Monasterio, la Sala de Capas o Sacristía de Coro. Fue Rómulo Cincinato el artista que finalmente en 1584, realizó la versión canónica que sigue ubicada en el emplazamiento original.
Refuerzo del vínculo con Toledo
El fracaso y la frustración al no conseguir el mecenazgo real, le llevó a consolidar su vínculo con Toledo. Una ciudad con la que no solo tenía un arraigo profesional sino personal. Había contraído matrimonio con Jerónima de las Cuevas, con la que había tenido un hijo, un niño llamado Jorge Manuel. Si bien, fue el ámbito en el que desarrolló su exilio interior. (José Álvarez Lopera). Tampoco fue paradigma del misticismo ni de la identidad española (Nicos Hadjinicolaou). Nada que ver con la consideración del Generación del 98 en la quintaesencia del misticismo y del alma castellana.
El Greco fue rechazado por Felipe II debido a consideraciones religiosas. Como decía el rey que los santos se han de pintar de tal modo que no le quiten a uno el deseo de rezar ante ellos.