Es muy posible que el conocido como Grupo de los Cuatro de México no suene a muchos de los seguidores de Cincuentopía. Pero desde el portal queremos reivindicar la relevancia de su obra y la vigencia de sus planteamientos musicales.
El Grupo de los Cuatro de México está formado por los compositores Daniel Ayala (1906-1975), Salvador Contreras (1910-1982), José Pablo Moncayo (1912-1958) y Blas Galindo (1910-1993). Su génesis se sitúa a comienzos de la década de los treinta del siglo XX en el Conservatorio Nacional de Música de México, cuyo director Carlos Chávez se propuso dar un paso hacia adelante en la composición musical con un curso específicamente dedicado a la materia.
Es muy posible que la denominación Grupo de los Cuatro de México estuviese inspirada por Los Cinco Rusos (Mili Balakirev, César Cui, Modest Mussorgsky, Nikolai Rimsky-Korsakov y Alexandr Borodin) o Los Seis de Francia ( Poulenc, Auric, Durey, Honegger, Milhaud y Tailleferre).
Pese a que la iniciativa no tuvo un largo recorrido (sobre todo debido a distintas vicisitudes de naturaleza política) sí sirvió para que estos cuatro jóvenes, el Grupo de los Cuatro de México, comenzaran una rica producción cuyos excelentes frutos llegan hasta hoy. De hecho, podemos considerarlos como el pilar sobre el que reposa la escuela nacionalista de composición.
Daniel Ayala, Salvador Contreras, José Pablo Moncayo y Blas Galindo fueron contemporáneos de otros componentes de escuelas nacionalistas de índole europea, como los húngaros Béla Bartók y Zoltán Kodály o incluso los españoles Granados, Albéniz y Falla. Entre sus principales aportaciones se encuentran obras de cámara, para orquesta, ballets, corales…
[author] [author_image timthumb=’on’]https://cincuentopia.com/wp-content/uploads/2015/06/logo-google-.jpg[/author_image] [author_info]Cincuentopía«Dejadme aprovechar -escribió- el afecto que todavía hay en mí, para contar los aspectos de una vida atribulada y sin reposo, en la que la infelicidad acaso no se debió a los acontecimientos por todos conocidos sino a los secretos pesares que sólo Dios conoce».
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