Así fue El secuestro de Alfredo Di Stéfano.
Damián Gaubeka lee alegre los reportes de taquilla; la empresa que representa ha invertido más de un millón doscientos mil bolívares organizando la pequeña y oficiosa copa del mundo y la respuesta del público ha sido espectacular. Tres de los mejores equipos del planeta disputan el campeonato. El Sao Paulo de Brasil, el Oporto de Portugal y el Real Madrid de España. En el primer partido, los blancos consiguen la victoria ante los lusos por dos goles a cero, pero esa noche su gran figura, el mejor futbolista del mundo en esos momentos no pudo formar parte del once inicial del equipo español. Alfredo Di Stéfano sufre una dolorosa tortícolis y los médicos deciden que debe descansar.
La noche del 23 de agosto estuvo llena de pequeños disturbios por parte de los aficionados locales. La expedición del Real Madrid fue alojada en el hotel Potomac, una antigua edificación situada en la urbanización San Bernardino. Pasada la medianoche toda la plantilla se dirige a sus habitaciones para descansar, Di Stéfano tiene como compañero a José Emilio Santamaría y antes de dormirse conversa con él recordando que su único hijo varón cumple ese día 8 años. Tiene previsto a la mañana siguiente comprarle algún regalo al niño después de salir del hospital clínico donde acudirá para realizar unas pruebas diagnósticas, pero todo queda en una declaración de intenciones.
Genaro, Elizabeth y Pedro Gutiérrez, recepcionistas y botones del hotel respectivamente miran con ansia su reloj buscando que las manecillas corran hacia la hora de salida. Son las seis de la mañana y una hora después estarán en la calle. Afuera todo es calma, la avenida está desierta. En ese instante un automóvil con tres hombres en su interior se detiene frente a la puerta del hotel. Dos de ellos descienden y entran en la recepción, se identifican como policías y preguntan por Di Stéfano. Ante el asombro, los empleados del hotel pensaron llamar a Francisco Moraleja, el delegado del equipo madridista que viaja con el equipo o a Muñoz Luzarrera, directivo del club, pero los supuestos policías insisten en ser ellos los que deben llegar a la puerta de la habitación del astro. Llaman a la puerta de la habitación 267 y le comunican a Alfredo que se trata de una averiguación rutinaria sobre los desordenes que habían tenido lugar horas antes en el estadio. En 15 minutos todo estará resuelto, le aseguraron. Di Stéfano se viste de prisa y minutos después entra en el coche de color negro en el que habían llegado los tres presuntos policías. Nada más iniciar la marcha, le comunican que se trata de un secuestro político. El futbolista quiere oponer resistencia, pero es demasiado tarde. Le vendan los ojos con esparadrapos y le colocan unas gafas de sol y un sombrero.
Los secuestradores realizan una llamada al hotel. Pedro Gutiérrez, que minutos antes había guiado a los secuestradores por los pasillos del hotel hasta la habitación de Di Stéfano, es el encargado de escuchar al militante del destacamento César Augusto Ríos perteneciente a las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN). Le anuncia que el mejor jugador del mundo ha sido retenido.
Di Stéfano tiene 37 años y ya está en retirada, pero sigue siendo el mejor jugador del planeta. Durante los tres días que dura el secuestro La Saeta Rubia sufre dolores articulares y es tratado por los médicos de la organización clandestina que ponen a su disposición hasta un masajista profesional. Don Alfredo fue liberado a las 2:45 de la tarde del lunes 26 de agosto de 1963. Sus captores lo llevaron hasta la avenida Libertador y le dejaron instrucciones para que tomara un taxi hasta la embajada de España. Esa noche el futbolista, aunque cansado, atiende a todos los medios de comunicación en la “Quinta Bermeja” que funcionaba de sede diplomática para dar los pormenores del secuestro y la liberación. En tres días las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) consiguen ser conocidos de por vida en todas las partes del mundo. Ha sido su mejor publicidad.
Di Stéfano se retira en 1966 debido a constantes molestias producidas por una vieja lesión de columna. Siguió vinculado al fútbol como entrenador del Boca Juniors, del Valencia, del Rayo Vallecano, del Sporting de Lisboa, del Castellón y del mismísimo Real Madrid.
En 1989 el semanario France Football lo eligió como mejor jugador de todos los tiempos. En 1990 fue nombrado asesor de la Presidencia del Real Madrid. Está en la lista de los cuatro mejores jugadores de la historia junto con Pelé, Maradona y Johan Cruyff. En 2010 el Real Madrid le concedió el premio Alma por su trayectoria futbolística. El sábado 5 de julio de 2014, cuando salía a celebrar con familiares y amigos su 88 cumpleaños, sufrió una parada respiratoria como producto de viejas dolencias cardiacas. Dos días después, el 7 de julio, cincuenta y un años después de su famoso secuestro, el mundo del fútbol recibió la mala noticia de su fallecimiento. Honor eterno a la Saeta Rubia.