Durante estos últimos meses Rafael Chirbes (1949) ha obtenido con En la orilla casi todos los premios imaginables: Premio Nacional de la Crítica, Libro del Año Babelia, Premio Francisco Umbral, Mejor Libro El Cultural… Tras un año desde su publicación la obra continúa siendo demandada por los lectores, lo que constituye la mejor prueba de su vigor.
Rafael Chirbes tiene una más que sólida trayectoria a lo largo de este último cuarto de siglo. Su debut con Mimoum le supuso quedar finalista del Premio Herralde de Novela 1988 (la edición ganada por Vicente Molina Foix con La quincena soviética) y publicar en apenas cinco años libros como En la lucha final, La buena letra o Los disparos del cazador. Luego vinieron títulos como La larga marcha, La caída de Madrid o Los viejos amigos, que tuvieron menor trascendencia en España aunque sí fueron más apreciados por los lectores de Alemania (curiosidades del mercado editorial, una vez más).
Su gran éxito vino en 2007 con la novela Crematorio, que le facilitó comenzar a ser conocido por una base creciente de lectores. Una posterior (y muy digna) adaptación televisiva de dicha obra contribuyó a reforzar esta tendencia.
En la orilla supone, por el momento, la culminación de este recorrido. Se trata de una novela dura, muy dura, en la que no se advierte ninguna clase de concesiones, ni en el fondo ni en la forma.
En lo que se refiere al contenido Chirbes disecciona de manera implacable el fenómeno de la corrupción en España, ubicándola en la Comunidad Valenciana (aunque, visto lo visto, pudiera ocurrir en cualquier otra área geográfica del país). Para acometer tal tarea adopta una perspectiva marcadamente intrahistórica, en la que partiendo de las peripecias individuales de un variopinto grupo de personajes eleva a la categoría de general un hecho que incide en toda la sociedad, muy en la línea de la técnica del reportaje en profundidad.
Precisamente esa laboriosa imbricación de relaciones entre individuos de carne y hueso (con nombres y apellidos, sentimientos y desazones, ambiciones y frustraciones…) constituye uno de los principales hallazgos del texto. En este sentido la obra de Chirbes supone un auténtico catálogo de pecados capitales (sin virtud teologal alguna). Advertimos por doquier comportamientos donde predominan la soberbia, la pereza y, por encima de todos, la avaricia; nos encontramos con relaciones viciadas por la envidia y por la ira; y cobra particular peso específico la descripción de escenarios propicios para la lujuria y la gula.
Desde el punto de vista formal el autor entremezcla aspectos como la primera y la tercera persona, el estilo indirecto libre y el monólogo, lo que puede generar cierta desorientación en los lectores acostumbrados a cauces narrativos más benevolentes. Es cierto que este ejercicio funambulesco resulta muy arriesgado y que, en determinadas ocasiones, desequilibra la novela y ocasiona acusadas pérdidas de vigor en el relato.
Pese a todo ello En la orilla es una novela recomendable, quizá no al extremo que han querido hacernos ver algunos críticos, pero sin duda por encima de la media de lo que se puede ver en el actual escaparate editorial. Es una buena manera de adentrarnos en la producción de un autor sumamente interesante, cuyos derechos en castellano son gestionados por Anagrama.
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Rafael Chirbes. En la orilla. Anagrama. Barcelona, 2013.
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