Nos vamos de enoturismo con una visita al Pago de las Encomiendas. En el corazón de la tierra de Barros, se encuentra ubicado el paraje denominado «Encomiendas». Se trata de una zona de excepcionales condiciones medioambientales ubicada al sur de Extremadura. En dicho paraje se encuentran los viñedos e instalaciones que constituyen el Pago de las Encomiendas. Y hacia allí nos encaminamos dispuestos a ampliar nuestros conocimientos enológicos mediante una visita de grupo que previamente habíamos concertado.
Al frente de Pago de las Encomiendas se encuentra una generación que en 2007 por amor por el vino, recogió el conocimiento y el buen hacer de sus mayores, incorporando una formación específica en viticultura y enología.
Recibidos por Alberto, nuestro entusiasta guía en todo el recorrido, accedemos a un edificio circular diseño de un arquitecto finlandés que consta de dos plantas y cuya cubierta es una estructura de madera en forma de corona de espinas combinada mediante paneles de chapa de 80mm de espesor, que garantizan una diferencia térmica con respecto al exterior de unos 15º en los días más calurosos. La planta de acceso permite albergar eventos de diversa índole. Se desciende a la planta inferior soterrada mediante una escalera de caracol que da acceso a la planta inferior, que alberga la compleja instalación que permite desarrollar las peculiaridades de producción que dan carácter a estos vinos.
La disposición en dos plantas posibilitan el sistema por gravedad, que no es otra cosa que la recepción de la uva recolectada precipitada desde un plano superior, cayendo por su propio peso dando así comienzo al proceso de elaboración. De este modo, se evitan movimientos bruscos cuyas consecuencias (estrujado no natural, calentamientos, oxidaciones…) redundarían en perjuicio de la excelencia pretendida. En pro de esta singularidad, conocimos que la vendimia es nocturna debido a que la uva sufre menos estrés oxidativo (la piel de la uva está más dura y menos sensible), hídrico (reduce el futuro volumen de alcohol en vino) y energético (ahorra energía en su refrigeración). Una vez seleccionadas, son sometidas a un proceso de maceración y fermentación a muy baja temperatura. Igualmente, conocimos que la extracción de color (delestage) está relacionada con la utilización o no de la piel de la uva.
Las paredes que actúan de muro de contención del terreno, rebajado para conseguir la planta inferior que permita el sistema de gravedad descrito son de hormigón armado de 30 cm de anchura. La sala de crianza está aislada de la de elaboración mediante paredes de bloques de termoarcilla de 30 cm de anchura. El aislamiento en cubierta se conforma mediante paneles de chapa (sandwich de 80mm de espesor), consiguiendo de esta forma para los días más calurosos una diferencia térmica con respecto al exterior de unos 15º.
La crianza se lleva a cabo en barricas de roble francés Allier, cuyo grano es más fino que el roble americano, lo que posibilita una oxigenación más lenta e impide que el vino adquiera un excesivo gusto a madera. Las barricas incorporan un sistema de rotonage que permite programar la rotación de los recipientes. Y de la barrica al embotellado, al que pudimos asistir desde la planta superior antes de acceder a la sala en la que nos esperaba la cata de vinos.
La cata dirigida por el simpar Alberto consistió en un maridaje de vinos tinto, blanco y rosado con embutidos ibéricos y queso de la tierra. A lo largo de la misma se nos invitó a abandonar ideas preconcebidas y a dejarnos llevar por nuestro paladar. Eso sí, sin rebasar límites intolerables como gamba blanca de Huelva acompañada de tinto … aunque para gustos, colores. Nuestro favorito: el UNadir Tinto Roble.
La visita a la bodega puede combinarse con una estancia en el hotel bodega El Moral, especialmente recomendable para quien busque alejarse del mundanal ruido. Una estupenda cocina, un amable y atento servicio y una piscina acariciada por unos cielos que en pocos destinos se encuentran como en Extremadura terminan de hacer el resto. No obstante, tenemos que confesar que no agotamos todas las actividades que ofrecen. Y es que nos hemos propuesto volver a repetir la visita de enoturismo con una visita al Pago de las Encomiendas.. Porque el disfrute está garantizado.