Aludir a Evaristo Fernández Blanco es hablar de un legado musical a recuperar. Desde Cincuentopía estamos dispuestos a intentarlo, dando a conocer su figura y reivindicando su obra.
Evaristo Fernández Blanco (1902-1993) nació en Astorga (León). Es un niño cuando frecuenta las clases de los maestros de capilla de la catedral Manuel Ansola y Marcelino González, quienes le enseñan los primeros rudimentos de armonía.
Con apenas catorce años se traslada a Madrid para estudiar en el Real Conservatorio de la capital. Allí es alumno de Tomás Bretón y Conrado del Campo, entre otros ilustres maestros. Compone su Vals triste, la primera de sus obras orquestales (con anterioridad ya había realizado algunos arreglos y serenatas para piano).
Las excelentes dotes mostradas desde sus comienzos (entre otras cosas logra el Premio Extraordinario del Real Conservatorio por su composición Impresiones montañesas) le permiten obtener una beca otorgada por la Sociedad de Autores de España y viajar a Berlín, una de las grandes cimas de la música de aquel momento. En esa ciudad se pondrá a las órdenes del prestigioso director Franz Shreker.
Son tiempos de aprendizaje intenso, de abundantes encuentros con autores tan llenos de entusiasmo como él, de una abundante producción musical… Poemas Líricos, Obertura sinfónica para gran orquesta, Trío en do mayor para piano, violín y violoncello, Movimiento perpetuo para piano y las Dos danzas leonesas para orquesta se suceden a un ritmo frenético.
Pero la guerra civil española quiebra, de manera abrupta, esta trayectoria. Desaparecen muchas de sus partituras, pierde su trabajo, buena parte de sus amigos y compañeros marchan al exilio. Evaristo Fernández Blanco se sumerge en un doloroso exilio en el interior de su propio país (su esposa fallece en 1943 víctima de la hambruna) que le conduce a ejercer su oficio muy por debajo de su verdadera valía: actúa como pianista en cafés y teatros, interviene como pianista y arreglista en algunas zarzuelas y revistas y, cada vez más cansado, va dejando de lado la composición.
Con el retorno de la democracia su situación no mejora de manera sustancial (más allá de algunos estrenos esporádicos). Su últimos años quedan marcados por un olvido casi completo por parte de la sociedad en general y del ámbito musical en particular. Una marcada sordera contribuye a reforzar este aislamiento.
Evaristo Fernández Blanco fallece en Madrid en 1993. Su obra apenas es conocida (y mucho menos representada) en la actualidad. No obstante, quizá las cosas cambien en breve. En febrero de 2017 la Orquesta de Radio Televisión Española, bajo la dirección de José Luis Temes (quien está desarrollando una intensa actividad para recuperar su música), interpretó su emotiva Obertura dramática, una pieza compuesta en la localidad pontevedresa de Viascón durante el año 1940 (escondido por temor a las represalias políticas).
Desde Cincuentopía revindicamos el legado de Evaristo Fernández Blanco, damos a conocer su obra y recuperamos su trayectoria vital. Para los seguidores particularmente interesados en su figura, les recomendamos este enlace de la Biblioteca Nacional de España, con abundantes referencias y alguna sorpresa más que agradable.
[author] [author_image timthumb=’on’]https://cincuentopia.com/wp-content/uploads/2015/06/logo-google-.jpg[/author_image] [author_info]Cincuentopía«Dejadme aprovechar -escribió- el afecto que todavía hay en mí, para contar los aspectos de una vida atribulada y sin reposo, en la que la infelicidad acaso no se debió a los acontecimientos por todos conocidos sino a los secretos pesares que sólo Dios conoce».
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