Jondo, el espectáculo teñido de Lorca, está en Madrid. Está inspirado en el Primer Concurso de Cante Jondo celebrado en Granada en 1922 en el que intervino el poeta como conferenciante. Una frase de su discurso actúa como pórtico del espectáculo: Después la voz se detiene para dar paso a un silencio impresionante y medido y la seguiriya se pierde se escapa de las manos la vemos alejarse hacia un punto de pasión perfecta, donde el alma más dionisiaca no logra desembarcar …
El espectáculo Jondo establece un hilo conductor entre cinco personales lorquianos que mueren sin conocer el amor. La danza es su vehículo de expresión en el escenario. Se sirve de metáforas, imágenes y luz para interpretar una partitura poética nada convencional. Entre la tradición y la evolución, la puesta en escena da cabida a dos almas, flamenco y contemporáneo.
Jondo. Del primer llanto del primer beso está dividida en cinco cuadros con un prólogo y un epílogo.
Prólogo y epílogo
El alfa y el omega de Jondo, el espectáculo teñido de Lorca a cargo del bailaor Eduardo Guerrero. El discurso narrativo arranca con un prólogo en el que Pino Losada a la guitarra que también ejerce como director musical. El prólogo . El epílogo, el cuerpo desnudo de un bailarín transido por una soleá. Un hombre, repositorio de cinco frustraciones, de cinco reveses y resignado a morir.
Eduardo Guerrero se expresa con una técnica precisa y virtuosa. Asombra con sus dobles piruetas, que se triplican, se cuadruplican, se quintuplican …
Cinco personajes lorquianos
Los elegidos en Jondo, el espectáculo teñido de Lorca son Rosita, Don Perlimplín, Mariana, Adela y el Director. A cada personaje corresponde un cuadro en el que se suceden una danza contemporánea y un recorrido por distintos palos de flamenco. El cuerpo de baile se adecúa a la dramaturgia que exige cada personaje y su lapso de tiempo.
La sociedad no permite ensimismarse a doña Rosita que se lo recuerda con caña y polo. La milonga acompaña a un don Perlimplín traicionado que sucumbe a la pena. El amor a una vida que a Mariana se le escapa entre los dedos al socaire de una petenera. Envuelta en una colorista zambra, granaína, tangos, cachucha y mosca, la profunda soledad de Adela se exacerba por una castradora y opresiva tradición.
Al compás de una Liviana Serrana los amantes Enrique y Gonzalo desafían la intolerancia de la sociedad.
Un espectáculo global
Es difícil destacar en Jondo, el espectáculo teñido de Lorca entre puesta en escena, coreografía, música, ejecución, sincronización, discurso narrativo, luminotecnia, sonido. En un escenario que sirve como camerino y en el que los bailarines ayudan con la luminotecnia. En un escenario en el que también caben los músicos (guitarra, batería, trombón) y las voces de Ana Salazar, Manu Soto y Eduardo López. Y voces como la de la gran Carmen Linares que ha puesto la guinda como artista invitada en alguna de las representaciones.
Metáfora, imagen y luz para huir de una partitura convencional en dos horas que se hacen cortas. Absolutamente recomendable: hasta el 1 de septiembre en el Teatro EDP Gran Vía.