Todos los domingos por la tarde niños, adolescentes y adultos de la España de los 70 subíamos en aquel carromato hasta el pequeño pueblo de Walnut Grove, en la Minnesota de finales del siglo XIX, para estar con la familia Ingalls en su granja y ver La casa de la pradera. Más que aventuras, eran desventuras porque aquello era un dramón en toda regla. Las alegrías y tristezas de todos y cada uno de sus miembros han marcado a más de una generación.
Todo comenzaba cuando tres niñas y un perro bajaban sin frenos por la pradera y, claro, una de ellas, la pequeña Carrie, acababa rodando por ella.
La serie duró 9 temporadas y tuvo 208 episodios. La emitió la NBC entre 1974 y 1983 y TVE, la única televisión que existía por aquel entonces en nuestro país, compró los derechos. Contaba la historia de una ejemplar y cristiana familia establecida en un fronterizo pueblo del Oeste americano hacia 1870.
Michael Landon se convirtió en la pieza angular de la serie porque encarnó al padre de familia, pero también fue el productor, guionista, director y productor ejecutivo. Llegaba del éxito de otra serie mitica, Bonanza y contaba con el cariño del público. La serie abordaba temas hasta la fecha poco tratados en la televisión como la adicción o el racismo. La actuación de Melissa Sue Anderson, que pierde repentinamente su visión, trajo la aclamación de la crítica y obtuvo un nombramiento del premio Emmy por su interpretación dramática.
La revista TV Guide nombró a Charles Ingalls como el cuarto mejor padre televisivo de todos los tiempos y a Nellie Olleson como el tercer personaje de la televisión más engreído.
El paso del tiempo ha sido implacable y ha marcado el destino de cada uno de los miembros de aquella familia de ficción como si de una real se tratase. Michael Landon, Charles Ingalls, el padre de familia que se convirtió en un ejemplo de cómo sacar a su prole adelante, sin parar de trabajar e incluso adoptando hijos, repitió años después éxito en la pequeña pantalla interpretando al ángel Jonathan Smith en Autopista hacia el cielo, serie que también escribió, dirigió y produjo. Falleció en 1991 a causa de un cáncer de páncreas.
Karen Grassle, Caroline Ingalls, la abnegada madre del clan era la encargada de proporcionar la calma a la familia. Ahora tiene más de setenta años, se ha casado en tres ocasiones y tiene una hija adoptada. Prosiguió con su carrera pero como directora de teatro. También ha realizado algún spot y pequeñas intervenciones televisivas.
Melissa Sue Anderson, Mary Ingalls se quedó ciega de repente y entonces logró acaparar todo el protagonismo. Su personaje fue cobrando cada vez más fuerza dramática y recibió el aplauso de la crítica. En la actualidad Melissa Sue Anderson tiene cincuenta años. No ha vuelto a interpretar buenos papeles. Varias series B y diversos telefilmes completan su escaso currículo posterior. Se casó con el productor Michael Sloan con quien tuvo dos hijos.
Melissa Gilbert, Laura Ingalls puso las trenzas de moda. La pecosa y pelirroja Laura era la más querida de las hermanas. Tras su paso por la serie, Melissa Gilbert ha protagonizado numerosos telefilmes, llegando a dirigir un par de ellos. De 2001 a 2005 fue presidenta del Sindicato de Actores de EEUU. Se le han atribuido romances con Tom Cruise y Rob Lowe pero ha estado casada con otros dos actores, Bo Brinkman y Bruce Boxleitner. Tuvo un hijo de cada matrimonio y finalmente se divorció. Forma parte de una organización que trata de que mejoren los cuidados para los niños muy enfermos en EEUU y con esa misión ha realizado innumerables visitas a hospitales
Lindsay y Sidney Greenbush fueron las dos niñas gemelas que interpretaron el papel de Carrie Ingalls, así que no sabemos cuál de las dos rodaba por la pradera. Después de la serie intentaron triunfar en el cine pero no tuvieron éxito. Abandonaron sus carreras artísticas en la adolescencia y una de ellas dedicó su vida al deporte y practica boxeo profesional. La otra ha diseñado joyas y cría caballos.
Junto a los Ingalls los otros protagonistas de la serie eran los Oleson, los propietarios del almacén de Walnut Grove. El señor y la señora Oleson eran Richard Bull, un santo varón, y Katherine MacGregor, una mezcla entre bruja y orco. Junto a ellos sus tan insufribles como malcriados retoños: Nellie, Alison Arngrim, y Willie, Jonathan Gilbert.
Con el tiempo, el éxito y el paso de los años otros personajes se fueron incorporando al reparto. Una hija más de los Ingalls, un chico acogido como tal; así como los respectivos novios y luego maridos de Laura y Mary cuando estas se hicieron adultas. En este apartado podemos destacar Dean Butler, Almanzo Wilder, el marido de Laura; Linwood Boomer, esposo ciego de Mary Ingalls; o Patrick Labyorteaux como Andy. No hay que olvidar al entrañable doctor Baker, Kevin Hagen.
Han pasado cuatro décadas y cada vez que se recuerda a La casa de la pradera un toque de nostalgia nos llega a ese lugar mullido de la memoria de nuestra infancia. La historia de los Ingalls fue todo un fenómeno televisivo no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo. Una producción de factura sencilla basada en una serie de libros escritos por Laura Ingalls Wilder en la que su autora contaba la historia de su familia ambientada en el lejano Oeste. Había vaqueros, ganaderos, granjeros, luchas de poder; pero también había lugar para la solidaridad, la buena vecindad y de ensalzar el valor de los lazos familiares a pesar de las penurias que el día a día te ponía delante.
Cuarenta años después La casa de la pradera sigue estando de plena actualidad y en Estados Unidos se preparan especiales en los que se tratará de reunir a sus protagonistas. Por desgracia, no podrán estar entre ellos los fallecidos Michael Landon y Richard Bull. A lo largo de este tiempo transcurrido la serie sigue contando con adeptos e incluso se han producido cuatro películas de televisión basadas en la serie original; pero no han conseguido el éxito esperando y es que cuando algo se convierte en clásico no valen copias.