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Manos pintadas por Mengs en el Museo del Prado de Madrid

Manos pintadas por Mengs

¡Qué poco se habla de las manos en pintura! Y ¡qué difíciles son de representar! Nos damos un paseo por el Museo del Prado de Madrid en busca de manos dibujadas con primor y nos situamos en la sala 20, en gran parte dedicada a Anton Rafael Mengs.

Mengs. Carlos III (detalles de las manos)
Anton Rafael Mengs. Carlos III (detalle de las manos). Propiedad exclusiva del Museo del Prado (Copyright de la imagen ©Museo Nacional del Prado)

¡Qué cantidad y qué calidad en las manos representadas por Mengs! Manos de adultos, de hombres y de mujeres; manos todavía por formar de niños y niñas y también de adolescentes de expresión entre sombría y perpleja; manos enjoyadas y desprovistas de todo ornato; manos que otorgan serenidad a quien está pegado a ellas y manos que se adivinan juguetonas; manos que se muestran con los dedos estirados y manos enguantadas o escondidas tras un abanico por desplegar. Manos, manos manos…

Anton Rafael Mengs (1728-1779) fue uno de los pintores que gozó de más éxito durante el Neoclásico. Nacido en Bohemia, desde muy niño recibió una exquisita formación artística, incluyendo la obtenida a través de su propio padre, Ismael Mengs, pintor oficial de la Corte de Dresde.

Mengs se labró una sólida reputación como pintor de temas históricos y alegóricos y, sobre todo, como retratista. Esta última es hoy su faceta más recordada; en ella nos encontramos ante sus manos cinceladas para la posterioridad en el Museo del Prado de Madrid.

Mengs. María Amalia de Saboya (detalle de las manos)
Anton Rafael Mengs. María Amalia de Sajonia (detalle de las manos). Propiedad exclusiva del Museo del Prado (Copyright de la imagen ©Museo Nacional del Prado)

Se sabe que Mengs estuvo en España a lo largo de dos periodos de tiempo: entre 1761 y 1769, lapso en el que ocupa el cargo de Primer Pintor de Carlos III; y de 1774 a 1776 (momento en que abandona para siempre España tras sentirse enfermo). Y también se sabe (al menos es lo que aparece en los escritos) que su difícil carácter le enemistó con importantes personalidades de la Corte española y acaso también con algún colega de profesión (aunque bajo su maestría y protección despuntaron Francisco Bayeu y el propio Francisco de Goya).

La sala 20 del Museo del Prado alberga nueve magníficos retratos de Mengs (es verdad que la pinacoteca madrileña cuenta con un total de treinta cuadros del artista, pero en esta ocasión sólo nos centraremos en este grupo). Y en todos nos encontramos con su portentosa capacidad para pintar un conjunto de manos de técnica excelente, trazo tan minucioso como afinado, diseño sutil y acabado perfecto. Manos siempre delicadas de personas que no conocieron el trabajo manual, en ocasiones por su corta edad y otras veces por su posición en la sociedad de la época.

Mengs. Archiduquesa María Teresa de Austria (detalle de las manos)
Anton Rafael Mengs. La archiduquesa María Teresa de Austria (detalle de las manos). Propiedad exclusiva del Museo del Prado (Copyright de la imagen ©Museo Nacional del Prado)

Nuestros ojos se posan como hipnotizados ante las manos del rey Carlos III, una de ellas sostiene un báculo símbolo de su dignidad y la otra señala hacia más allá del cuadro, como si nos invitara a seguirlo a sus aposentos palaciegos, quizá aburrido de rodearse sólo de cortesanos obsequiosos y políticos tan empalagosos como llenos de ambición.

Y ¡qué decir de las maños pequeñas (siempre muy difíciles de pintar) del archiduque Francisco de Austria mientras se apoya en un lujosísimo sillón o de las pertenecientes a la archiduquesa María Teresa de Austria al lado de la jaula de un ave exótica o de las de Javier de Borbón y Sajonia mientras porta un traje del que cuelgan el Toisón de Oro y las Órdenes de Santiago y San Jenaro! Por no hablar de las de los adolescentes Fernando IV, rey de Nápoles, con el inevitable báculo en una mano  y un exquisito anillo en la otra, o Antonio Pascual de Borbón y Sajonia, casi disimuladas por el vistoso traje que porta. Manos, manos, manos…

La técnica de Mengs casa particularmente bien con las manos; y también lo hace su particular paleta cromática, a propósito desvaída y adecuada para manos elegantes, marfileñas, no ensanchadas por la labor cotidiana, de perfectas manicuras, siempre contenidas, siempre realzando la grandeza y posición social de sus propietarios.

Pero todavía no ha concluido nuestro festín de manos en la sala 20 del Museo del Prado. Nos topamos con las pintadas a título póstumo de María Amalia de Sajonia, cuadro posiblemente recreado a partir de una miniatura, y también con las de Leopoldo de Lorena y María Luisa de Borbón, esposos en la vida real y que también comparten pared en la pinacoteca madrileña, a medio enguantar pero aun así con marcada personalidad.

Manos, manos, manos… Si usted, seguidor de Cincuentopía es de los que valora la dificultad de pintar unas manos excepcionales, le recomendamos que se dé una vuelta por el Museo del Prado de Madrid (cualquier excusa siempre es buena para darse un garbeo por el lugar). Ya lo sabe: Mengs y sus manos nos esperan en la sala 20.

[author] [author_image timthumb=’on’]https://cincuentopia.com/wp-content/uploads/2015/06/logo-google-.jpg[/author_image] [author_info]Cincuentopía

«Dejadme aprovechar -escribió- el afecto que todavía hay en mí, para contar los aspectos de una vida atribulada y sin reposo, en la que la infelicidad acaso no se debió a los acontecimientos por todos conocidos sino a los secretos pesares que sólo Dios conoce».

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