He disfrutado de unos maravillosos días en Londres con mis dos hijas, de 17 y 21 años, lo cual me ha dado la oportunidad de ver cosas que a mí no se me hubieran ocurrido; un Londres lleno de alternativas para todos los gustos, edades y estilos.
La autora, en un breve descansoPor supuesto no puedo dejar de nombrar las visitas obligadas como St. Paul, Buckingham Palace, Big Ben, Regent Street, Picadilly y Trafalgar Square o Tower Bridge, pero realmente lo que me ha llamado la atención en este viaje han sido los contrastes. He conocido un Camden Market, divertido, extravagante donde todo tiene cabida.
Según llegas a Camden High Street, te encuentras a un lado y otro de la calle, unas llamativas fachadas de colores, con enormes zapatillas, vaqueros, objetos o personajes que crean un escenario, en el que al menos por curiosidad invitan a entrar en sus tiendas y en las que con toda seguridad algo comprarás. Al final de la calle está Stables Market, un antiguo hospital del caballos, donde encontrarás tiendas góticas, modernas, tecno, rockeras, punk, vintage… y numerosos puestos de comida asiática, donde comer muy rico y buena cantidad por poco dinero.
Las animadas calles londinenses iluminadas por el solEl sábado por la mañana visitamos el Mercado de Portobello, que se encuentra en el barrio de Notting Hill y está dedicado a las antigüedades y a la moda vintage. Además de las tiendas, los numerosos puestos de comida, fruta fresca y flores así como los músicos otorgan un ambiente que nos hace pasear sin prisas y avanzar hasta la librería donde Hugh Grant se enamora de Julia Roberts en la película Notting Hill. ¿Te acuerdas de uno de sus encuentros?
Como contraste a estos mercados alternativos, dos tiendas que me han encantado: Harrods y Fortnum & Mason. Son el lujo personalizado, desde el edificio hasta los interiores.
Moverte por la planta baja de Harrods es como estar en un museo. Cada sala, a cual más exclusiva, llama la atención por su decoración; y unas lámparas dignas de palacio, ya sea en la frutería, pescadería o carnicería, no pierden el glamour ni tienen nada que envidiar a la sala de joyería. La sala de los dulces, una perdición, y los dependientes con sus sombreros de paja me recuerdan a la entrañable película de Mary Poppins. Impresionante la parte dedicada a los macarons, tan de moda en estos días, de la famosa pastelería La Dureé. ¿Crees que estoy exagerando? Mira este vídeo y luego me cuentas.
Si eres una amante del té, como lo soy yo, en Fortnum & Mason, disfrutarás no solo con la gran variedad de té, en los diferentes y preciosos recipientes, juegos de tazas y todos los complementos para una mesa perfecta, sino también del elegante y exclusivo entorno y de los dependientes vestidos de chaqué al más puro estilo del gentleman inglés.
El inconfundible estilo de Fortnum & MasonY, por qué no, englobar en contrastes: el London Eye, una enorme noria de 135 metros de altura, con 32 cabinas de cristal, que gira a una velocidad lenta y constante para que puedas admirar el paisaje con toda tranquilidad durante el recorrido que dura aproximadamente 30 minutos.
Impresionante panorámica desde el London EyeA veces, las colas de espera pueden echarte atrás, pero si coges las entradas por Internet te adjudican la hora de visita y con llegar 15 minutos antes es suficiente. La entrada es bastante fluida ya que en cada cabina caben unas 20- 25 personas. Yo os animo a que probéis la experiencia y disfrutéis de Londres desde lo más alto.