Único poema
por María Eugenia Vaz Ferreira
«Mar sin nombre y sin orillas,
soñé con un mar inmenso,
que era infinito y arcano
como el espacio de los tiempos.
Daba máquina a sus olas,
vieja madre de la vida,
la muerte, y ellas cesaban
a la vez que renacían.
¡Cuánto hacer y morir
dentro la muerte inmortal!
¿Jugando a cunas y tumbas
estaba la Soledad?
De pronto un pájaro errante
cruzó la extensión marina;
Chojé, Chojé, repitiendo
su quejosa marcha iba.
Sepultóse en lontananza
goteando. Chojé, Chojé;
desperté, y sobre las olas
me eché a volar otra vez.»
María Eugenia Vaz Ferreira, La isla de los cánticos. Torremozas.