El Museo Nacional de Antropología cuenta en su colección permanente con una destacada variedad de máscaras. Hemos querido observarlas en persona y resaltar algunas de sus características más destacadas para contárselas a los seguidores de Cincuentopía. Aquí está la colección de Máscaras en el Museo Nacional de Antropología.
Ubicado frente al Parque del Retiro de Madrid y ya muy cerca de la estación ferroviaria de Atocha, el Museo Nacional de Antropología no es tan conocido como otros ilustres museos españoles como el Prado o el Reina Sofía, aunque sin duda es un lugar de lo más interesante.
Fue inaugurado en 1875 y su fundación se debió a la iniciativa personal del doctor Pedro González de Velasco, quien invirtió todos sus ahorros en la construcción del edificio, un precioso palacete de tres plantas, donde se alberga hoy en día. Tras distintas vicisitudes, que incluyen cambios de denominación y de organización administrativa, se ha consolidado como un espacio en el que se ofrece al público una visión global de la cultura de diferentes pueblos del mundo, con material de primera mano procedente de remotas localidades de los cinco continentes.
Las salas del Museo Nacional de Antropología nos causan cierta perplejidad: junto a lugares a imitación de los antiguos gabinetes donde predominan las maderas olorosas que impregnan nuestro espíritu se encuentran los espacios funcionales, repletos de vitrinas luminosas y convenientemente señaladas. Hasta la disparidad y mezcolanza de lo exhibido resulta sorprendente aunque se corresponde con el espíritu inquieto del doctor González de Velasco, a quien todo le interesaba y nada la era ajeno.
La colección de máscaras en el Museo Nacional de Antropología está distribuida entre las plantas segunda (correspondiente a África) y tercera (referida a América). No haremos una relación exhaustiva de ellas, conformémonos con unas cuantas pinceladas que animen a los cincuentópicos a darse una vuelta por este agradable entorno.
Subimos en primer lugar a contemplar las máscaras africanas, repartidas por distintas vitrinas en estrecha convivencia con diferentes clases de objetos. Se nos explica que buena parte de ellas tiene que ver con creencias y prácticas de índole religiosa y que su empleo durante las danzas rituales suele ir acompañado de elementos como brazaletes o amuletos.
Observamos en los rótulos la variedad de sus lugares de procedencia (África Ecuatorial, Guinea, Gabón, Camerún, Liberia, Costa de Marfil, Guinea Bissau…) y de las tribus que las han portado (fang, pende, yaka, punu, dan, bijago…) y admiramos su serena belleza y su sutil fabricación.
En nuestro paseo apenas encontramos visitante alguno. Ya sabíamos que no era un museo popular pero no imaginábamos tamaña tranquilidad. De vez en cuando sale a nuestro encuentro algún apacible vigilante, sin duda contagiado de ese mismo ambiente. Invitamos a todos a realizar una visita virtual para comprobar lo que se están perdiendo.
Nuestro recorrido prosigue en la planta superior del Museo Nacional de Antropología, que alberga las máscaras americanas. A diferencia de las anteriores la gran mayoría son de carácter lúdico aunque no exentas de cierto sentido trascendente. Nuestros ojos escudriñan las utilizadas en la fiesta del areté, en el área de Chaco (correspondiente a Argentina y Paraguay), que cada año conmemora durante cuarenta días la cosecha del maíz. Son máscaras fabricadas en materiales efímeros porque se destruyen al acabar ese periodo; algunas de ellas representan animales como toros, jaguares o lechuzas, otras reproducen rostros humanos.
También nos impresionan las del carnaval andino, mezcla de elementos prehispánicos y españoles, procedentes de puntos tan extremos como Orubo (Bolivia) o Puno (Perú). Son de colores muy vivos, acorde con el momento festivo, y muchas de ellas representan la figura del diablo en diferentes facetas y actividades.
Concluye nuestra visita a la colección de Máscaras en el Museo Nacional de Antropología. Prometemos volver en otra ocasión: todavía es mucho lo que nos resta por vez y por contar a nuestros seguidores de Cincuentopía.
[author] [author_image timthumb=’on’]https://cincuentopia.com/wp-content/uploads/2015/06/logo-google-.jpg[/author_image] [author_info]Cincuentopía
«Dejadme aprovechar -escribió- el afecto que todavía hay en mí, para contar los aspectos de una vida atribulada y sin reposo, en la que la infelicidad acaso no se debió a los acontecimientos por todos conocidos sino a los secretos pesares que sólo Dios conoce». [/author_info] [/author]