Mercado de invierno es como una droga que Philip Kerr inocula a sus lectores. Es comenzar y no poder parar de leerla hasta el final de sus más de 400 páginas (en la edición de RBA en el mercado castellano-parlante). ¿Por qué será?
Es curioso pero un deporte tan popular como el fútbol apenas ha producido novelas de ficción dignas de mención. Se escribe mucho sobre el balompié (y hay quien lo hace muy bien como el recientemente fallecido Eduardo Galeano, Nick Hornby y su interesante Fiebre en las gradas, Enric González, Juan Villoro, los cuentos de Roberto Fontanarrosa, incluso los poemas de Rafael Alberti o Miguel Hernández…) pero sin que lo narrado alcance los niveles de virtuosismo que, por ejemplo, advertimos en torno al mundo del boxeo.
Mercado de invierno viene a cubrir (siquiera parcialmente) esa laguna. El libro de Philip Kerr (1956) cuenta una historia que en principio pudiera parecer trivial: la de un equipo ficticio de la Premier League inglesa (el London City) cuyo segundo entrenador (Scott Manson) se va a ver obligado a ejercer de detective ante un hecho que conmociona los cimientos del club.
Pero con esa excusa Philip Kerr va mucho más allá: el escritor nacido en Edimburgo muestra de nuevo su extraordinaria capacidad para recrear ambientes de manera convincente y eficaz. Ignoro su verdadero grado de conocimiento acerca de este deporte pero el autor transmite la sensación de que toda su vida ha estado dentro de las tripas de un equipo de fútbol, de que nada le es ajeno, incluso de que es más lo que esconde que lo que cuenta a sus atónitos lectores.
Las relaciones entre jugadores y entrenadores y las de estos últimos con los propietarios; aficionados, periodistas y policías encargados de mantener el orden en las gradas; jardineros especializados, representantes de deportistas, fisioterapeutas; regalos de lujo, envidias y rencores, promesas que no terminan de cumplirse… nadie ni nada escapa a la mirada mordaz de Philip Kerr.
La lectura de Mercado de invierno mueve a la reflexión y a que el lector (sea amante del fútbol o lego en este deporte) se formule numerosas cuestiones: ¿en manos de quién está el balompié?; ¿qué hay de cierto en buena parte de las afirmaciones que se realizan?; ¿hasta cuándo podrá aguantar toda esta maquinaria sin que salte por los aires?
Mercado de invierno marca un hito en la trayectoria novelística de Philip Kerr. Hasta ahora teníamos identificado al escritor escocés con el detective alemán Bernie Gunther (quien de momento ha protagonizado ya nueve libros). A partir de ahora también deberemos considerarlo como el creador de Scott Manson, segundo entrenador del London City e investigador (obligado) a tiempo parcial.
Manson es todo un descubrimiento literario. Aunque se trata de su primera aparición en el universo creativo del escritor ya apunta algunos rasgos que lo pueden convertir en todo un clásico dentro de este género: su sutileza analítica, la capacidad para afrontar problemas sin perder (en apariencia) los nervios, su desasosiego al contemplar una realidad que en muchas ocasiones le supera, la pésima gestión de su vida personal.
Junto a Scott Manson discurre una serie de caracteres sólidos y definidos, algunos de ellos con una proyección narrativa muy potente: Joao Zarco, el entrenador del equipo; Victor Sokolnikov, propietario del club; la inspectora de policía Louise Considine; los componentes de la sorprendente familia Van de Merwe; los jóvenes jugadores del London City…
En una entrevista publicada en el diario El País, Kerr afirmaba que con este libro se había embarcado en una misión: “Hacer que los hombres vuelvan a leer; los editores se han olvidado de los hombres, muchos quieren leer pero no encuentran el libro apropiado. Quiero hacer con los hombres lo que J. K. Rowling hizo para los adolescentes”. Desde luego con libros del estilo de Mercado de invierno va camino de ello.
Como lector asiduo de Philip Kerr me gustaría que Mercado de invierno supusiera el nacimiento de una nueva saga, en este caso la correspondiente a Scott Manson. Y me parece atisbar signos de que por ahí puede que vayan los tiros. De ser así nos vamos a divertir mucho durante los próximos años.
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Philip Kerr. Mercado de invierno. RBA.
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