La obra del pintor italiano Rafael Sanzio, Virgen del jilguero, se incorpora a la sección Mirar un cuadro de Cincuentopía.
La contemplación de la Virgen del jilguero (en el original italiano Madonna col Bambino e San Giovannino o Madonna del Cardellino) nos sumerge en la más profunda de las emociones y nos recuerda que por algo Rafael o Raffaello Sanzio (1483-1520) constituye una de las cimas de la pintura mundial a lo largo de la historia, palabras mayores pese a su prematura desaparición.
Sabemos que la obra fue encargada por el comerciante Lorenzo Nasi con motivo de su boda con Sandra Canigiani en 1505 y que sufrió un grave deterioro en 1547 al derrumbarse la vivienda donde se encontraba, lo que conllevó un posterior proceso de reelaboración (posiblemente encomendado a Michele di Ridolfo del Ghirlandaio) perceptible hoy en día gracias a las técnicas de rayos X. La pista del cuadro se pierde durante casi dos siglos hasta que aparece inventariado a nombre del cardenal Giovan Carlo de Médici.
Hacemos nuestros cálculos y advertimos que Rafael apenas tenía los veinte años cuando se enfrenta a esta tabla de 107 x 77,2 centímetros y vuelca sobre ella su ya inmenso talento. Encontramos ecos de Leonardo Da Vinci en esa organización piramidal surgida a partir de la superposición de planos entre las dos figuras infantiles de Jesús y Juan y la de María y también reminiscencias de Pietro Perugino al advertir el magistral manejo de las proporciones.
Pero sobre todo hallamos los fulgores del genial creador nacido en Urbino en el atrevido empleo de la paleta cromática, en la sutil incorporación de la naturaleza al conjunto compositivo, en el intercambio de miradas entre las tres figuras y en la variedad y espontaneidad de sus gestos, en la extrema y enternecedora dulzura de los rostros…
Qué maravilla al percibir la profundidad del cuadro y el tratamiento dado a la luz y qué congoja al mirar la mínima figura del jilguero, símbolo de la futura muerte violenta de Jesucristo, o el rictus melancólico que se advierte en el semblante de la Virgen. Y también resulta inevitable la tristeza al pensar en la figura del pintor y elucubrar sobre lo que hubiera podido dar de sí de haber vivido unas cuantas décadas más.
La Virgen del jilguero se exhibe en la Galeria degli Uffizi de Florencia tras un proceso de detallada restauración.
Hasta el momento la serie Mirar un cuadro de Cincuentopía se compone de las siguientes entradas:
- Bar del Folies-Bèrgere de Èdouard Manet
- La tempestad de Giorgione
- Sagrada familia del pajarito de Bartolomé Murillo
- La esclusa de John Constable
- Descargadores de Arlés de Van Gogh
- Vieja friendo huevos de Velázquez
- La clase de danza de Degas
- La primavera de Botticelli
- Lady Agnew of Lochnaw de Sargent
- La Lamentación de Anton Van Dyck
- Gente al sol de Edward Hopper
- Autorretrato tirándose de la mejilla de Schiele
- La batalla de Trafalgar de Turner
- La boda de Chagall
- Cristo crucificado de Goya
- La Anunciación de Fra Angélico
- La ronda de noche de Rembrandt
- Hombre cayendo al vacío de Max Beckmann
- Los jugadores de cartas de Cézanne
- Las tres Gracias de Rubens
- El grito de Munch
- Trinidad de Masaccio
- La danza I de Matisse
«Dejadme aprovechar -escribió- el afecto que todavía hay en mí, para contar los aspectos de una vida atribulada y sin reposo, en la que la infelicidad acaso no se debió a los acontecimientos por todos conocidos sino a los secretos pesares que sólo Dios conoce».
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