Esto es una declaración de principios. Odio el chándal y, sobre todo, el pantalón. Siento no haberme anticipado al célebre modisto Karl Lagerfeld en su diatriba contra el chándal. Para ser absolutamente fiel a sus palabras, contra el pantalón del chándal: «El pantalón de chándal es un símbolo de derrota. Has perdido el control de tu vida, así que te has comprado un chándal».
¿Cuál es el origen del chándal?
La Wikipedia sitúa el origen de esta palabra francesa en la abreviatura popular de dos palabra: “[mar]chand d’ail”, que es lo mismo que mercader o vendedor de ajos o, genéricamente, verdulero, frutero, en alusión al jersey de canalé que llevaban los vendedores de hortalizas del mercado parisino de Les Halles. Pero su origen parece datar de Limoges y terminar de extenderse en París. Así lo recoge el diccionario histórico de la lengua francesa Le Robert en 1894. En su acepción original es más “ropa informal” que “deportiva”.
Los primeros chándal eran similares a los jersey de canalé que solían llevar los vendedores de hortalizas del mercado parisino de Les Halles, muy gruesos, para soportar el frío que se calaba en los huesos por la mañana. Pronto, comenzaron a llevarlo también en los ratos de ocio. Al igual que hizo Coco Chanel con los jerseys de rayas que utilizaban los marineros de Marsella, la Gamard d’Amiens, un fabricante de ropa de la época, tomó nota y comenzó a fabricar jerseys similares a precios muy caros, para vendérselos a los snobs.
En la Primera Guerra Mundial se disparó la demanda de chandals. Las tropas francesas debían llevar una, puesto que se estimó que era una estupenda forma de conservar el calor sin restar movilidad a los soldados. Justo lo contrario que las camisetas de manga corta que formaron parte de su vestimenta en el caluroso y húmedo verano europeo.
El uso del chándal comenzó a popularizarse en los entornos universitarios del siglo XX, especialmente en los de Reino Unido. Al jugar al aire libre y en ocasiones en frías mañanas, se convirtió en una prenda muy popular: no requería de botones, era más cómoda y flexible que una camisa e ideal para la práctica de ese deporte. El creador del primer chándal contemporáneo fue Émile Camuset, un amante del deporte, que había creado su factoría de prendas deportivas en 1882 cuando comienza a confeccionar camisetas y prendas técnicas como maillots para sus amigos ciclistas, futbolistas y jugadores de rugby. En 1939, crea el chándal concebido como prendas a juego, con pantalón y chaqueta con cremallera del mismo color, lo que hasta entonces se denominaba traje del domingo. Merece la pena traer a colación la dinámica de los deportistas británicos de principios del XX que retrataba la película “Carros de fuego”.
No obstante, hasta principios de los 60 no llega el chándal tal y como ahora se conoce.
Un paréntesis para recordar cómo era el chándal que vestíamos obligatoriamente l@s cincuentópic@s en el colegio. El tejido era una mezcla de algodón y poliéster nada transpirable. El modelo se presentaba en tres colores, azul –el predominante-, el verde y el rojo. Y llevaban en el costado tres rayas, inspiradas en las rayas emblemáticas de la casa Adidas, y que le proporcionaban una prestancia engañosa. De especial recuerdo para las cincuentópic@s, el pantalón corto azul marino confeccionado en el mismo tejido.
Con semejante precedente, la aparición del tactel supuso un avance estético y técnico de primer nivel. Se convirtió en un lujo al alcance de todos. Seguía sin sentar bien, hacia ruido al andar y como en contrapartida, el tejido había perdido elasticidad y adaptabilidad, el forro interior se descosía con demasiada frecuencia. Tenía cierto aire futurista y con sus colores vivos, como decía alguien por ahí, era “el único tejido visible desde el espacio”. Se convirtió en el fondo de armario del tiempo libre. Algunas madres adoptaron el chándal como una liberación, precursoras de un feísmo en el vestir, que por su condición femenina les estaba vedada.
Bailarines de Hip Hop (William Hammon, vía Flickr) Colección Adidas 2011 Chandal ToreroDesde los años 80, el uso del chándal está ligado a la cultura del break dance y el hip hop, que hicieron mucho para popularizarlo como prenda habitual de uso diario, más allá del empleo deportivo. Los fans del break dance también lo usaban, buscando siempre combinaciones de colores extravagantes para destacar ante sus rivales: al chándal pronto le llegó los colores chillones y los diseños estrafalarios, y Adidas y otras compañías pronto comenzaron a apuntarse al mercado urbano y sacar al chándal del mundo del deporte.
¿Está en decadencia el chándal? Digo esto porque la marca Juicy Coture, la de los chándals en terciopelo de color pastel que lucía Paris Hilton cierra sus tiendas en Estados Unidos.
Pues no. El diseñador de Balenciaga, Nicolas Ghesquière, la incluyó en su colección otoño-invierno 2012/2013. La prenda estrella de esta primavera es la sudadera y ha venido para quedarse, puesto que también aparece en las colecciones de invierno de Kenzo, con una estética retro y funky, mezcladas entre sí.
También tiene algo que ver que los hipsters hayan adoptado la sudadera como una de las prendas fundamentales en su armario.
Hipster (Fotografía de xoxoryan vía Flickr)
Y que me perdone Martirio, pero ni con tacones, queda bien el chándal.