Perico Fernández (1952) no fue sólo un boxeador; fue un personaje destacado e incluso un símbolo social en la España de mediados de la década de los años setenta.
Perico Fernández en su máximo esplendorLa personalidad de Perico Fernández no pasaba desapercibida para nadie. Nacido en Zaragoza, criado en un hospicio y con una preparación cultural prácticamente inexistente, se inicia en el boxeo como aficionado antes de cumplir los 18 años.
En el plano propiamente pugilístico poseía una pegada descomunal (como pueden atestiguar los rivales). Basándose en ello, en apenas año y medio (un auténtico récord) se proclamó Campeón de España, Campeón de Europa y Campeón del Mundo respectivamente.
Pero en la faceta personal Perico Fernández también era un espectáculo que combinaba un verdadero torrente de palabras con un acusado tartamudeo en el habla, lo que resultaba chocante e incluso hilarante en determinados casos. Así era su estilo verborreico (y un tanto surrealista).
El declive deportivo de Perico Fernández fue casi tan rápido como su ascenso. A decir de los expertos a los 25 años lo mejor de su trayectoria ya había concluido (salvo algún repunte ocasional) y lo que siguió fue una constante caída.
Y en lo personal las cosas tampoco le fueron mucho mejor. Fracasos matrimoniales, problemas de alcohol y drogas… Olvidado por muchos de quienes más le ovacionaban en el pasado, su trayectoria fue decayendo de manera tan paulatina como inexorable. Esporádicas apariciones en los medios de comunicación no evitaron un declinar que le condujo a vivir en vehículos abandonados y en habitaciones de clubes de alterne.
A comienzos de 2013 Perico Fernández tocó fondo. La Comisión de Tutelas y Defensa Judicial de Adultos del Instituto Aragonés de Servicios Sociales asumió su tutela tras la declaración de incapacidad por parte de un Juzgado de Primera Instancia de Zaragoza. A finales de ese año Raúl Herrero presentó el documental El boxeador, Perico Fernández, donde se sintetizaba su trayectoria vital. También el programa Informe Robinson le dedicó un especial (junto al asimismo boxeador Alfredo Evangelista).
El lento declinar del boxeadorHoy Perico Fernández vive en un piso social del Ayuntamiento de Zaragoza. Retirado de la opinión pública, es poco lo que se sabe de él. En cualquier caso, siempre nos quedará el recuerdo de sus gestas deportivas y también lo singular de su personalidad.