De todos es sabido que la historia de España es rica y variada; que muchos pueblos con sus respectivas cultura e idiosincrasia nos han precedido o invadido y, todos ellos han conformado el país que actualmente conocemos. Todos nos han dejado su legado, sus vestigios; puede que incluso aún desconozcamos la herencia de aquellos que desparecieron sin dejar, aparentemente, rastro alguno; al menos, y es mi esperanza, por el momento.
Roma trajo consigo el desarrollo de un nuevo patrón de asentamiento en el mundo, conocido genéricamente con el nombre de villa, entendiendo el mismo como una unidad de explotación de carácter unifamiliar, integrada por un territorio más o menos extenso, destinado a esa explotación, y un edificio o conjunto de edificios vinculados tanto a las funciones residenciales como de transformación, elaboración y almacenamiento de los productos agropecuarios.
En líneas generales, en el alto imperio, las villae en Hispania habían sido poco más que casas de labor, solo visitadas por sus propietarios en momentos de gran actividad; sin embargo, desde finales del s. II d.C. y, sobre todo, el s. III d.C. se producen una serie de acontecimientos que originan un cambio socioeconómico y cultural. A partir de la mal llamada “crisis del s. III d.C.”, las villae se convertirán en residencia definitiva de los propietarios, provocando un cambio en la urbanización y construcción de las mismas, dando lugar a las villae suntuosas de vocación agropecuaria. Siguiendo la obra De Re Rustica del agrónomo gaditano Columella (s. I d.C.), la villa se divide en:
Pars urbana o dominica. Es la parte más noble, donde reside el señor (dominus) y su familia, los huéspedes e incluso el servicio doméstico.
Pars rustica. Comprende dos zonas:
Lugar de residencia de la mano de obra esclava y del personal vinculado a la explotación, y la zona donde se guardan las bestias y los aperos empleados en las labores agrícolas.
La pars frumentaria, lugar donde tiene lugar la elaboración, conservación y almacenaje de la producción agrícola.
Os propongo un paseo por 12 villas romanas. De entre las elegidas, algunas de las mejor conservadas se han unido en una red de cooperación para potenciar su interés turístico.
Villa romana de Veranes, (Gijón, Asturias)
De uso predominantemente agrícola. Los vestigios de la zona residencial pueden contemplarse claramente en el trazado y algunos restos de pavimento, entre los que destaca el mosaico polícromo del salón o «oecus».
Detalle cenefa del oecus Villa La Olmeda
Villa romana La Olmeda (Pedrosa de la Vega, Palencia)
Ubicada en término municipal de Pedrosa de la Vega, Palencia, la villa, de casi 3.000 m2 cuenta con un conjunto de mosaicos extraordinariamente bien conservados, considerado uno de los mayores existentes en edificios no públicos del occidente romano. La importancia no se basa sólo en la cantidad, sino en la calidad de su ejecución. Y, además, que el hecho de haber conservado “in situ” los mosaicos junto con el resto de materiales de la excavación, permite al visitante hacerse una idea global de lo que fueron estas villas. Estas instalaciones han sido premiadas por la sociedad conservacionista Europa Nostra
Del conjunto de mosaicos de la villa, destaca el emplazado en el suelo del «oecus» o salón central, que representa una escena de caza, varios medallones con retratos y -en su parte central- la narración del mito de cómo Odiseo encontró a Ulises en la isla de Esciros y le tendió una trampa para convencerle de luchar en la guerra de Troya.
Villa Fortunatus, Fraga (Huesca)
Ubicada a orillas del río Cinca, por donde discurría la calzada romana que unía Ilerda (Lérida) y Caesar Augusta (Zaragoza). Denominada por el nombre que aparece en uno de los muchos mosaicos que servían de pavimento de las estancias residenciales de la villa FORTV – NATVS. Se ha barajado que pudiera tratarse del nombre del propietario. No obstante, es muy posible que el edificio fuera un centro de culto dedicado a Magna Mater Cibeles, lo que podría corroborarse por el hecho de que en la villa fue encontrada una estatua del dios Atis (que se encuentra en el Museo de Huesca) con su típica postura funeraria; en este caso la denominación FORTV – NATVS podría ser interpretada como “nacido de la Fortuna”.
Finalmente, en el siglo VI, quizás tras el abandono de la villa como explotación agrícola, se instaló una basílica cristiana al estilo de las primitivas basílicas paleocristianas orientales, cuya estructura es claramente identificable en el yacimiento.
La Loma del Regadío, Urrea de Gaén (Teruel)
Frente a la suntuosidad de otras villas, la modestia de esta residencia deducida de la sencillez de la mayoría de los mosaicos y la escasez de pinturas murales, hacen pensar que su propietario no tenía un estatus excesivamente elevado. Y sobre todo, la importancia de los hallazgos en la “pars rustica” – Por ejemplo, las cinco prensas y los depósitos destinados a la producción de aceite -o, menos probablemente, de vino-estructuras son especialmente interesantes, ya que, de ser indicativas de la producción anual de aceite y/o vino de la villa, ponen de manifiesto el amplio territorio de cultivo o fundus bajo el dominio del propietario de La Loma del Regadío, y la obtención de unos excedentes que superarían con creces el consumo propio, siendo destinados a su comercialización en el mercado.
Parque arqueológico de Carranque, Toledo
A 35 kms. de Toledo, en las cerca de 18 hectáreas que se han descubierto hasta el momento, se encuentra este parque arqueológico que comprende los restos del edificio palacial, un mausoleo y la villa de Materno, uno de sus propietarios y el que da nombre a la casa, que ocupa una extensión de unos 1.000 m2.
Muchos son los motivos que nos invitan a visitar este yacimiento, el único en España hasta ahora cuyos edificios están relacionados directamente con el emperador Teodosio I El Grande.
Entre estos restos están: El Edificio Palacial, edificio de representación del dueño de la villa, en origen de carácter público y posteriormente religioso; el Mausoleo, un pequeño lugar de enterramiento que debía de acoger los restos del propietario y su familia; la Casa de Materno, una mansión que servía de vivienda; y el Torcularium, una construcción dedicada a la elaboración de aceite y vino.
La espectacular colección de mosaicos de la Casa de Materno justificaría por sí sola una visita al Parque Arqueológico.
Villa romana de Almenara-Puras (Carretera N-601 Valladolid-Adanero km 137)
El Museo de las Villas Romanas y la Villa Romana de Almenara-Puras (Valladolid) constituyen un centro de interés turístico relevante de Castilla y León, promovido por la Diputación de Valladolid. El conjunto museístico está formado por dos edificios complementarios:
El Museo de las Villas Romanas, primer espacio turístico-cultural de este tipo que se puede visitar en España; el segundo edificio cubre los restos recuperados de la lujosa casa señorial de la Villa Romana de Almenara-Puras.
Villa romana de Fuente Álamo. Puente Genil (Córdoba)
Copia del Mosaico Nilótico. Blog Director Excavaciones L.A. López Palomo
Este asentamiento romano denominado Villa de Fuente Álamo es el más peculiar de la península Ibérica, por sus numerosos e inmejorables mosaicos encontrándose en un magnífico estado de conservación, además posee el único mosaico nilótico conocido hasta el día de hoy.
Este mosaico fue excavado en 1982 y trasladado al Museo Arqueológico Provincial de Córdoba. Su aparición fue definitiva para determinar el grado de importancia y excepcionalidad del yacimiento. Desde 2008 se puede contemplar una copia del mosaico en la propia Villa.
El mosaico nilótico constituía el pavimento de una sala cuadrada con cuatro ábsides y de él se han conservado el cuadro central, dos ábsides casi íntegros y los fragmentos de otros dos. El mosaico y sus textos son excepcionales en la historia de las inscripciones musivarias de todo el Imperio Romano: constituyen el único ejemplo conocido, donde se desarrolla un tema nilótico de geranomaquia (pigmeos y grullas como grandes protagonistas). Hay otra cosa que lo hace singular: el erudito responsable de las excavaciones L.A. López Palomo sostiene que el mosaico puede leerse como un primitivo “tebeo” que narra una historieta en viñetas.
Villa Romana El Ruedo (Almedinilla, Córdoba)
Declarada Bien de Interés Cultural, data de los siglos I al VII d.C.y cuenta con una de las superficies más completas de las existentes en la Península Ibérica.
Las características de la residencia de los propietarios, con toda clase de lujos y siguiendo el modelo de casas helénicas, han sido mantenidas hasta nuestros días en la casa andaluza. Destaca la monumentalidad de los alzados de sus muros y la riqueza de su elementos arquitectónicos: mosaicos, pinturas, pavimentos,….., así, como el conjunto escultórico aparecido en la misma y que puede ser contemplado en el Museo Histórico-Arqueológico.
Arellano (Navarra) o Villa de las Musas
Se trata de un yacimiento arqueológico romano situado a 6,5 km. al sur de Arellano, a escasos kilómetros de la localidad de Estella-Lizarra. Su nombre, «Aurelianum», daría pie al topónimo del municipio.
El lugar es también conocido como «Villa de las Musas» por el hallazgo del espectacular mosaico romano de «las Musas». Esta obra de arte se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional, pero es posible admirar una minuciosa reproducción en su ubicación original. Su denominación se debe a la representación de las nueve diosas y de sus maestros que lo protagonizan.
Los restos arqueológicos encontrados indican que esta villa fue construida entre los siglos I y V d.C. Las excavaciones han permitido diferenciar dependencias de los siglos I-III d.C vinculadas a la producción del vino. Las fábricas más llamativas de la primera época son el «fumarium», una estancia en la que se envejecía el vino artificialmente a través del calor y el humo, y la «Cella Vinaria» o bodega, cuyo valor reside en haber conservado todos sus elementos de producción. Así, se exponen 15 «dolias», tinajas destinadas a contener el vino con una capacidad media de 700 litros, y el altar de piedra, que recuerda la combinación de actividades dedicadas a la producción de vino y a las celebraciones religiosas. Entre los hallazgos más curiosos se encuentra un catavinos de cerámica, icono del museo.
Villa romana dels Munts en Altafulla (Tarragona)
El nivel de suntuosidad de esta villa es muy superior al que era habitual en otros sectores de la costa catalana y ligadas a los altos funcionarios provinciales y municipales.
En el siglo I d.C., sobre una colina costera, y a sólo 12 km de Tárraco, se construye la gran villa que hoy conocemos como la villa de Els Munts. Se trata de un claro exponente de la villa residencial romana, uno de los más importantes del país por la magnitud de sus restos arquitectónicos y por la riqueza del tratamiento decorativo.
En las vertientes septentrional y occidental de la colina se extendió la parte rústica, aprovechando una extensa y fértil llanura atravesada por la Vía Augusta. En el otro lado, a mediodía y de cara al mar, se construyó el área residencial compuesta por una gran casa –la domus-, varios jardines y al menos dos conjuntos termales. Los baños principales se encontraban cerca de la casa y, los otros, en la playa. Sabemos que aquí vivieron Caius Valerius Avitus y su esposa Faustina. Caius era uno de los duumviri de Tárraco –el cargo más alto de la administración local- y había sido trasladado a mediados del siglo II desde Augustóbriga (Muro de Agreda, Soria) por orden del emperador Antonino Pío. La presencia de esta personalidad en la villa comportó la realización de importantes obras. Caius amplió las termas principales de la villa, añadiéndoles más piscinas y nuevas estatuas, construyó una gran cisterna y renovó las pinturas y algunos de los pavimentos de la casa.
Más tarde, entre los años 260 y 270, se produjo un gran incendio que devastó la mayor parte de la villa. Después de este hecho, las obras de reconstrucción reestablecieron la actividad agrícola, pero la villa no recuperó la riqueza y el esplendor de siglos pasados.
Villa romana de Centcelles (Constantí, Tarragona)
Los restos más antiguos de la villa de Centcelles se remontan a un pequeño establecimiento rural que ya en los siglos II-I a.C. debía aprovechar el potencial agrícola del margen derecho del río Francolí, vía natural de comunicación entre la costa y los llanos del interior. En época Imperial (I-II d.C.) se construye la primera villa romana, dirigida principalmente a la explotación agrícola que fue reformada en diferentes fases hasta que en el siglo IV d.C. dejó paso a una nueva villa caracterizada por la monumentalidad del sector residencial.
Abandonada a finales de la antigüedad tardana, la edificación se transforma primero en iglesia (siglos XII-XIV) de la villa de Centcelles, y después en ermita bajo la advocación de Sant Bartomeu (siglos XV – mediados XIX) y, más tarde, en masía (mediados XIX-mediados XX). En noviembre del 2000 fue declarada patrimonio mundial.
Villa romana de Los Villaricos (Mula, Murcia)
Ocupada desde la segunda mitad del siglo I, esta villa situada en el centro de la Región de Murcia es una buena muestra de la extensión de este tipo de casas de campo por el sudeste peninsular en esa época, en la que aumentó mucho la importancia de las explotaciones agropecuarias en la zona. Se mantuvo habitada hasta inicios del siglo VI, cuando pasó a usarse principalmente como necrópolis.
Lo más notable de esta villa, aparte de la zona residencial y las termas, es el «torcularium» o almazara para la producción de aceite, que tiene un muy ingenioso sistema de conducción que canalizaba el aceite hasta la pileta en la que se almacenaba.
¿Conocéis alguna de estas villas u otras que no se hayan indicado aquí? Para quienes se hayan quedado con ganas de más, les incluyo un vídeo generado por David Nebreda Santos y dedicado a La Olmeda.