Un grupo de cincuentópicos nos reunimos el pasado domingo 24 de abril para dar un paseo por el Barrio de las Letras de Madrid. Habrá quien diga que hemos tardado un tanto en colgar la entrada informando de tal evento y no le faltará la razón pero es que han sido tantas las cosas que hemos visto y disfrutado que nos ha sido necesario un margen para asimilar todo lo aprendido.
Te contamos lo que vivimos y cómo nos lo pasamos. Nuestro punto de encuentro es la estatua del escritor Calderón de la Barca, situada en la plaza de Santa Ana y lugar de reunión de muchos grupos como el nuestro. La severa efigie de don Pedro parece contemplarnos con cierta conmiseración, quizá apiadada de nuestra ingenua emoción ante lo que estamos a punto de vivir.
Nuestro guía, Antonio, nos pregunta si creemos que conocemos la zona y tras lo afirmativo de nuestras respuestas nos promete que a partir de hoy vamos a ver el Barrio de las Letras con otra perspectiva muy diferente.
Nada más ponernos en marcha viene la primera de las sorpresas. Entramos en el antiguo Palacio de Tepa, proyectado en su momento por el arquitecto Juan de Villanueva (el del Museo del Prado, eso es) y hoy reconvertido en un hotel de lujo y vemos justo a la derecha de su cuidada recepción ¡un viaje de agua! Muy posiblemente se trata del correspondiente al Viaje de Agua de La Castellana, particular alcantarillado que surtía a algunas casas principales de la época. Contemplamos con atención sus vestigios, hoy conservados bajo un primoroso suelo acristalado.
Casi no nos ha dado tiempo a reponernos cuando ya estamos ante la Iglesia de San Sebastián, pura historia de Madrid y de toda España como se deduce del extenso listado de nombres (en calidad de bautizados, difuntos o por haber celebrado ahí su matrimonio) que recoge la placa situada a su entrada: Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Ventura Rodríguez, José de Espronceda, José de Echegaray, Jacinto Benavente, Gustavo Adolfo Bécquer, Julián Romea, Práxedes Mateo Sagasta, Mariano José de Larra…. Ya en el interior parece que nuestra presencia incomoda a uno de los sacerdotes del templo y sus malos modos nos impiden contemplar con el sosiego requerido la cúpula central o la bellísima Capilla de Nuestra Señora de Belén (también conocida como Capilla de los Arquitectos).
Superado el trance continuamos recorriendo las calles del Barrio de las Letras mientras Antonio va desgranando su extenso repertorio de siempre atinadas y eruditas explicaciones: nos habla de la actividad de los matuteros, cuyo radio de acción giraba en torno a la plaza del mismo nombre; de las vicisitudes atravesadas por la casa que en su momento ordenó construir el pintor Enrique Pérez Villaamil; de la historia que se encuentra tras los formidables edificios correspondientes al Palacio de Saldaña y a la Academia Real de la Historia; e incluso de la casa donde vivió Lope de Vega, convertida hoy en museo que además alberga representaciones teatrales. Y también tiene tiempo para introducirnos en las conocidas como “casas a la malicia”, una ingeniosa manera de los madrileños para tratar de evitar el abuso de la Corte de Felipe II recién llegada a la ciudad a partir de 1561.
El sol realza la belleza de todo lo que vemos y favorece nuestro caminar. Las calles se encuentran repletas de personas encantadas de la benigna temperatura. Escuchamos voces que hablan en toda clase de lenguas, como si estuviéramos en una especie de Torre de Babel del siglo XXI.
Hacemos una parada casi obligatoria en la de la Iglesia de las Trinitarias Descalzas, donde se estima que Miguel de Cervantes fue enterrado. El día anterior ha sido la conmemoración del cuarto aniversario de dicha efeméride y el templo se encuentra repleto de personas que quieren hacerse una fotografía junto a la placa que así lo acredita. Pero nada de ello nos impide disfrutar de los portentosos retablos barrocos ubicados al pie del altar mayor.
Y de Cervantes a Cervantes. Porque una de sus más conocidas estatuas se sitúa enfrente del edificio de las Cortes. Nuestro guía nos explica que lo pequeño de la estatua y lo amplio de su pie dio lugar a chanzas y decepciones y nos cuenta algunas anécdotas sobre los leones del Congreso de los Diputados situados justo enfrente.
Mientras, nos da tiempo para deleitarnos con el sonido del carillón goyesco situado frente al hotel Palace y contemplar sus cinco figuras en movimiento (diseñadas en su momento por Antonio Mingote) que representan a Carlos III, la Duquesa de Alba, Francisco de Goya, Pedro Romero y una típica manola madrileña. Hemos extraído del canal de Puerta Embarque en YouTube el recorrido completo de estos autómatas porque queremos que los seguidores de Cincuentopía disfruten de ellos como lo hicimos nosotros.
Y para culminar nuestro recorrido por el Barrio de las Letras de Madrid dos nuevas sorpresas. La primera de ellas es poder contemplar la fachada de lo que en su momento se conoció como Palacio de Hielo y del Automóvil, un edificio construido en la década de los veinte del pasado siglo que hoy se encuentra abandonado. Y la segunda es adentrarnos en la Basílica de Jesús de Medinaceli y ver nada más entrar a la izquierda una deliciosa escultura de Mariano Benlliure referida a san Antonio de Padua.
Concluye así nuestro paseo cincuentópico. Nos despedimos de Antonio, nuestro excelente cicerone. Las piernas quizá estén algo cansadas ante todo lo que hemos contemplado pero nuestras mentes estén alegres como nunca por haber conocido tantas cosas nuevas. Ha llegado el momento de reponer fuerzas en alguna de las múltiples tascas que hay por el Barrio de las Letras de Madrid. Pero ésa es ya otra historia.
[author] [author_image timthumb=’on’]https://cincuentopia.com/wp-content/uploads/2015/06/logo-google-.jpg[/author_image] [author_info]Cincuentopía«Dejadme aprovechar -escribió- el afecto que todavía hay en mí, para contar los aspectos de una vida atribulada y sin reposo, en la que la infelicidad acaso no se debió a los acontecimientos por todos conocidos sino a los secretos pesares que sólo Dios conoce». [/author_info] [/author]