Pianista frustrado y mujeres importantes en la música. Breve repaso de algunas mujeres importantes en la música clásica por diversas razones. Al contrario de lo que piensan muchos, la mujer ha ocupado un papel siempre capital en la música clásica. Cierto es que se ha tenido que enfrentar a las mismas dificultades de género que en el resto de profesiones y ocupaciones, pero tiene un rol vital debido a las características especiales de determinados roles y espacios ocupados. Un espacio brillantemente ocupado en muchas ocasiones y particularmente interesante en todos los casos.
Volvamos a la calle y preguntemos a bocajarro: dígame el nombre de una mujer famosa en el mundo de la música clásica. Aparecerán unas cuantas, desde Yuja Wang como la pianista más famosa de los últimos años, más famosa que muchos hombres, hasta cualquiera de las sopranos actualmente en el candelero, como la Netrebko o la Garança, sin necesidad de citar a las cumbres como Callas. Anne-Sophie Mutter o Sol Gabetta son referencias en el mundo de la cuerda o Sabine Meyer en la madera, por continuar con otros ejemplos, y la dirección de orquesta estuvo liderada en Inglaterra muchos años por la ya fallecida Iona Brown.
El único campo que escapa a la inclusión de la mujer en la música clásica de forma más importante es el de la composición. Históricamente podemos remontarnos hasta Hildegard von Bingen y pasar por Clara Wieck, o la discípula de Haydn, de origen español, Marianne von Martínez con más de 200 obras originales. Por ello sabemos que no es que no hayan existido, sino que sí que ha sido un terreno especialmente difícil para que la mujer tuviera la visibilidad que se merecía tradicionalmente.
Traemos tres ejemplos de mujeres que por alguna razón han tenido relación con este que les habla: mujeres importantes en la música en definitiva.
Conchita Supervía
La primera es la soprano Conchita Supervía, que ya tuvo un breve espacio en Cincuentopía y es hora de recuperar la memoria, aunque mis recuerdos son prestados por mi editor que, oh casualidad, está emparentado con nuestra protagonista. Ciertamente se trata de una de las voces más importantes de la lírica española. Lo puedes comprobar amigo lector en YouTube, aunque la calidad del fonógrafo de Edison impide apreciar pequeños detalles pero sin duda se aprecian matices artísticos que hacen patente su calidad y su importancia dentro del panorama del Bel canto de principio del siglo pasado.
Su aportación más importante fue la recuperación de la cuerda de mezzosoprano para algunos roles operísticos que en el cambio de siglo habían ido a parar a las gargantas de las sopranos ligeras, con modificaciones incluso de las tonalidades para adaptarlas a sus registros. Sin embargo Conchita Supervia recuperó aquellos papeles para el registro de mezzosoprano coloratura, que hoy podemos encontrar en herederas de éste como la Bartoli o Joyce Di Donato. Descubrimos así que el Bel canto no es una casualidad en España, la escuela es larga y ancha y nos lleva hasta el siglo XIX para encontrar una tradición que traspasó nuestras fronteras.
Supervía es un apellido poco común, aragonés por más señas y Concepció Supervia i Pascual nació en Barcelona en 1895, falleciendo de forma prematura en Londres en 1936, donde se trasladó tras su matrimonio con el industrial Benjamin Rubinstein, debido a las complicaciones en el parto de su segundo hijo, una niña que no salió adelante. El primero de sus vástagos, Giorgio, fue fruto de un matrimonio anterior con Francesco Santamaria. Se truncó con su temprano fallecimiento una brillante carrera en cuyo zenit se encontraba en aquel momento.
Si hacemos una pregunta a Google nos va a responder con cientos de miles de referencias de la Supervía, y veremos su dulce cara aniñada, detrás de la cual se descubre una profunda mirada que guardaba los secretos del arte del Bel canto, impresa en innumerables portadas de discos de la época. Y de entre las múltiples grabaciones que puedes encontrar, amigo lector, dejo aquí la que me reveló toda la profundidad de esa increíble voz, el vals de Musetta en La Bohéme, «Quando me’n vo’» en una curiosa versión en francés -¡qué mejor que oírla en la lengua propia de le café Momus.
Die Gräfin von Herberstein
El testigo de mujeres importantes en la música en general y en el panorama belcantístico en particular me lleva a retratar a otro personaje de la Viena de los ochenta, intensas vivencias del final de la época soviética en Europa Central y Oriental: la Condesa von Herberstein. Una anécdota que es relato de aquella época y de una mujer que, no siendo cantante, tuvo sin embargo una influencia importante en este mundo y en la presencia española en los círculos de la música clásica de aquella época. Encontramos esta vez escasas referencias en internet sobre la Condesa, tan sólo una nota en los Ecos de Sociedad en el diario ABC de diciembre de 1979, sobre la despedida que ofreció la embajada de la entonces RFA a la Condesa y en la que señala: «La condesa María von Herberstein llegó a ser una institución en los ambientes culturales de Madrid. Durante once años se ocupó en la Embajada de Alemania de los becarios españoles que iban a ampliar sus estudios de arte en dicho país». La mayoría cantantes, con los que se entusiasmaba.
Ello me lleva a una noche en Viena, decorada como tantas otras oscuras tardes-noches de bohemia y a veces muelle existencia junto a otros exiliados musicales y culturales que nos reuníamos en el céntrico café Museum, rodeados seguramente de espías entre los bloques que se ocultaban tras lo que nos parecían evidentes disfraces. Aquel café de la Operngasse, decorado por Adolf Loos, era uno de los muchos apacibles espacios que inundaban el imaginario de la capital centroeuropea.
Ya mayor, la Gräfin von Herberstein hizo su habitual entrada aristocrática y se sentó con nosotros para comentar los méritos y las carreras de los últimos becados Humboldt llegados para estudiar canto. Llamó al camarero con su peculiar voz, que aunque ciertamente aguda destilaba personalidad, y entre una nube de humo de los cigarrillos encendidos o depositados en los ceniceros, le preguntó por el precio de un cuarto de vino tinto. Era costumbre en la capital austriaca pedir las copas aludiendo la medida o cantidad solicitada, un cuarto o un octavo. Al oír que aquella copa podría escapar a su presupuesto, el chelín austriaco era una moneda por entonces fuerte para los que veníamos de España, le replicó: «pues tráigame entonces un octavo de vino tinto y a estos jóvenes amigos míos españoles tráigales lo que le pidan», dejando caer que cada uno se pagaría su libación.
Después de una magnífica noche de anécdotas contadas, reídas y algunas de ellas cantadas incluso, continuamos bebiendo, sin importar quién pagaba las consumiciones. No importaba si no ibas a poder pagar el alquiler ese mes, lo importante era estar cerca de la Condesa por la conversación, su interesante experiencia y su posible, aunque cada vez menor, influencia en los círculos que concedían las becas von Humboldt desde España. Terminaba la noche intentando introducir a aquella corpulenta mujer en un taxi, a pesar de su resistencia, para acercarla a su residencia en la capital del ex imperio austrohúngaro.
Como no podemos dejar testimonio videográfico sí dejamos aquí una entrevista de, esta vez una cantante que me recuerda mucho a la Condesa, la Callas donde podemos imaginar por dónde iban los derroteros de nuestras navegaciones conversacionales musicales.
María Teresa Escribano
Cierro esta trilogía de mujeres importantes en la música en el mundo de la Viena de los ochenta con otra cantante, pero de otro rango distinto dentro del mundo artístico. Aunque se merecería también más líneas, como quiera que mi editor sufre mucho pensando en la extensión de mis disquisiciones, trataré de contar brevemente quién es María Teresa Escribano. Si digo que es una cabaretera no le hago justicia, ya que las connotaciones de esa palabra en español no son muy positivas. Sin embargo pensemos en el Cabaret alemán, o austriaco en este caso, y comprobaremos que es un espectáculo de altos vuelos culturales. María Teresa, o Marie-Thérèse como es el caso, nació en París y se crio en Madrid, alumna del Instituto Francés de Madrid, por eso su sentimiento español siempre estuvo presente, como dijera el poeta «la verdadera patria del hombre es la infancia». Lo llevaba con orgullo y a gala y le gustaba la conversación de y sobre su infancia.
El Cabaret en los países germanos es un género musical diferente del concepto que tenemos en España, como lo muestra la tarjeta postal anunciando esta actuación de María Teresa «in der Kulisse». No es un espectáculo erótico, aunque en los textos haya referencias irónicas al tema, no es un Café Cantante aunque hay música y voz, no es un espectáculo humorístico ni anticlerical ni antigubernamental aunque otra vez la ironía, la religión y el Gobierno están presentes en los textos, y tampoco es una actuación teatral, aunque tiene mucho de drama y de comedia. María Teresa lo dominaba y hacía un espectáculo total. «Era el año de 1955 y una joven estudiante de música llegó a Viena y aquí, en la ciudad de la música, dio a la voz su último retoque. Su nombre: María Teresa Escribano».
Hablando de Cabaret todos tenemos en la cabeza la referencia de la película de Bob Fosse, pero éste de la Escribano era un formato más asequible, en términos de producción. Una persona en el escenario, más de una hora de espectáculo de ingenio, de música y sobre todo de arte. He indagado, después de tantos años y he encontrado a la Escribano en plenas facultades presentando su próximo espectáculo, en Viena por supuesto, donde decía que había pasado sus mejores momentos profesionales y artísticos y a veces, como todos, algunos difíciles momentos personales. Y es que el frío vienés se colaba por las rendijas de la vida de cualquiera.
Te dejo este tríptico reivindicativo y te recomiendo amigo lector que indagues y busques en internet más referencias de estas tres grandes mujeres, ya que si te gusta de verdad la música vas a disfrutar ampliamente. Como siempre, quedo a la espera de tu respuesta o propuesta o suma de recuerdos.
La serie Pianista frustrado de Santiago Martínez Arias consta de las siguientes entregas:
Pianista frustrado: Plan de 1966
Pianista frustrado y un programa de concierto
Pianista frustrado y callado hasta ahora… Fausto
Pianista frustrado en Navidad
Pianista frustrado peleando con la tecnología
Pianista frustrado y los enigmas de internet
Pianista frustrado en la Zarzuela
Pianista frustrado en el Flamenco
Pianista frustrado y suspiros de España
El sobrenombre define bien a Santiago Martínez Arias. Como cualquier personaje de extraña biografía profesional es difícil seguir su pista vital. Tiene altos estudios musicales internacionales y ello se evidencia rápidamente en su conversación. Inevitablemente también se comprueba que es experto en seguridad y defensa y doctor en relaciones internacionales, jefe de prensa editorial, profesor universitario, además de tener un pasado, lejano ya, como corresponsal de ‘El Independiente’ en Europa oriental. Más parece que sea un agente, y aunque su pasado pianístico fuera glorioso, sólo quedan los restos del naufragio. Ha representado a Stingray CLASSICA. [/author_info] [/author]
1 comentario. Dejar nuevo
Tuve ocasión de ver a Escribano en el cabaret Distel de Berlín en los años 90, cuando ella ya tenía cierta edad. Menuda energía vital.