Es imposible encontrar a un poeta español que continúe generando de manera continua tal flujo de información como Federico García Lorca. Ahora bien, ¿qué obra seleccionar en este repaso veraniego que estamos haciendo de la Generación del 27? Tras mucho pensarlo me inclino por Poema del cante jondo de Federico García Lorca. A continuación explico los motivos.
Federico García Lorca (1898-1936): una trayectoria literaria de menos de dos décadas (ínfima si se compara con otros compañeros de generación o con la media habitual de los escritores de hoy en día) en la que le dio tiempo a construir un poderosísimo edificio literario de poesía, teatro e incluso alguna incursión en la prosa; un talento precoz que fue precozmente cercenado; un mito de las letras españolas que refulge de tal manera que en ocasiones puede llegar a deslumbrar a la hora de enjuiciar su quehacer.
Federico García Lorca escribe en su práctica totalidad Poema del cante jondo en 1921 (aunque el libro no ve la luz hasta diez años después), cuando apenas tiene obra lírica o dramática publicada. A sus apenas 23 años demuestra una excepcional madurez a la hora de revindicar esta faceta artística y de profundizar en el espíritu de lo andaluz en general y de lo gitano en particular.
Resulta difícil elegir alguna de las partes que conforman Poema del cante jondo de Federico García Lorca: Baladilla de los tres ríos, Poema de la siguiriya gitana, Poema de la soleá, Poema de la saeta, Gráfico de la petenera, Dos muchachas, Viñetas flamencas, Tres ciudades, Seis caprichos, Escena del teniente coronel de la Guardia Civil, Diálogo del amargo… ¡Qué concentración de sabiduría, sensibilidad, habilidad y determinación artística!
Selecciono, por lo que de trágicamente profético tuvo, el poema Puñal: “El puñal / entra en el corazón, / como la reja del arado / en el yermo. / No. / No me lo claves. / No. / El puñal, / como un rayo de sol, incendia las terribles hondonadas. / No. / No me lo claves. / No”. Su lectura sigue sobrecogiendo casi un siglo después.
La edición de Poema del cante jondo de Federico García Lorca que manejo es la editada en Buenos Aires por la editorial Losada en 1944. El libro incluye el célebre Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, otro tesoro imperdible y un caso bien distinto. Cuando Federico García Lorca lo pergeña en 1935 es ya una celebridad de las letras españolas; si se pudiera utilizar el calificativo “personaje popular” tan en boga a raíz de la consolidación de los medios de comunicación de masas, sin duda tal denominador le sería plenamente atribuible.
En este texto de menos de treinta estrofas se condensa todo el dolor del poeta ante el fallecimiento del torero sevillano que tanto supuso para la Generación del 27 y también todo su saber hacer y su absoluto dominio de los recursos líricos. Siempre quedarán en la memoria los versos iniciales de la composición: “A las cinco de la tarde. / Eran las cinco en punto de la tarde. / Un niño trajo la blanca sábana / a las cinco de la tarde. / Una espuerta de cal ya prevenida / a las cinco de la tarde. / Lo demás era muerte y sólo muerte / a las cinco de la tarde”.
Leamos Poema del cante jondo de Federico García Lorca; aunque únicamente sea para tratar de encontrar nuevas soluciones éticas a nuestros problemas cotidianos y para conseguir ser mejores personas. ¿Qué propósito más loable puede haber para las vacaciones?
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Federico García Lorca. Poema del cante jondo. Losada.
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Especialista en nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones aplicadas al ámbito del periodismo. Ha publicado alrededor de diez libros y más de treinta artículos en revistas científicas. Le gusta leer. [/author_info] [/author]