Qué hay de tu vida Podcast número 129. Presentado por Charo Onieva y David Parra, quienes te dan la bienvenida a sus contenidos.
La exposición de arte de la semana centra su atención en la muestra que el Museo Reina Sofía de Madrid dedica al artista filipino Kidlat Tahimik y que es albergada en el Palacio de Cristal situado en el Parque del Retiro de Madrid. Bajo el título «Magallanes, Marilyn, Mickey y fray Dámaso. 500 años de conquistadores RockStars» constituye una reflexión acerca del impacto del colonialismo en las culturas locales.
El rincón para el recuerdo de Qué hay de tu vida Podcast número 129 rememora la figura de Pilar Cañada, una de las presentadoras más conocidas de Televisión Española durante la década de los años sesenta y a comienzos de los setenta. Ingresó en Televisión Española en 1961 y muy pronto su rostro se convirtió en uno de los más famosos de toda España, gracias a su eficaz desempeño como locutora de continuidad.
El Club de Lectura del programa enriquece sus contenidos con la reseña del libro Perfidia del escritor estadounidense James Ellroy (1948), publicado en el mercado castellano parlante por la editorial Random House. Nos encontramos ante una obra que, como casi todas las de este escritor, deja sin aliento, con la sensación de que la maldad está tan extendida en todos los ámbitos de la sociedad e impregnada en el ADN de los individuos que es imposible derrotarla, todo lo más tratar de atenuarla, y de que todos estamos al borde de la catástrofe personal y colectiva.
La lectura del poema Como cada mañana de Luis García Montero pone fin a Qué hay de tu vida Podcast número 129. Sus primeros versos son los siguientes: «Ahora sé / que estas calles nos han hecho solitarios / y nuestro corazón / tiene el pulso amarillo / de las maderas lentas de un tranvía».
Qué hay de tu vida es un podcast elaborado por el equipo de Viva Voz para Cincuentopía.
[author] [author_image timthumb=’on’]https://cincuentopia.com/wp-content/uploads/2015/06/logo-google-.jpg[/author_image] [author_info]Cincuentopía«Dejadme aprovechar -escribió- el afecto que todavía hay en mí, para contar los aspectos de una vida atribulada y sin reposo, en la que la infelicidad acaso no se debió a los acontecimientos por todos conocidos sino a los secretos pesares que sólo Dios conoce».
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