¿Con qué texto concluir las reseñas publicadas en Cincuentopía durante 2015? Me he decantado por Quemar los días, el magnífico libro de memorias de James Salter, quien nos dejó hace apenas unos meses.
James Salter (1925-2015) es uno de mis autores favoritos, tanto por lo que cuenta como, sobre todo, por cómo lo relata. Sobre su figura y obra ya he aludido al examinar novelas como Años luz o Todo lo que hay.
Con Quemar los días el escritor estadounidense vuelve a demostrar que cuando está inspirado se eleva a unos niveles de excelencia literaria muy difíciles de superar: en lirismo (sin resultar en momento alguno cursi); en perspicacia (que no en fatuidad); en hondura (lo que no supone ser engolado ni/o aburrido).
Quemar los días constituye el libro de memorias de James Salter, escrito cuando había superado los 70 años (si no hay novedades editoriales al respecto nos quedaremos con las ganas de conocer más acerca de sus últimas dos décadas de estancia por estos lares). No obstante más que de una autobiografía al uso nos encontramos ante un conjunto de reflexiones vitales (conviene precisar que sin llegar a la categoría de ajuste de cuentas) que son exquisitamente pespunteadas por su saber hacer narrativo.
Con su prosa de extrema elegancia James Salter nos habla sobre su paso por una institución como West Point (“Era un lugar de emociones sombrías, un gran orfanato de apariencia fría, rígido en sus exigencias”), nos relata su experiencia en la guerra de Corea como piloto de aviones (“Existen ciertas personas indestructibles, paladines –jefes de formación y sus mejores seguidores; mecánicos con los dedos entumecidos por el frío; coroneles sombríos de ojos enrojecidos por trasnochar-, y todos tienen una cosa en común: son los diques que impiden el paso de la indiferencia y la sensación de sinsentido”, nos cuenta lo que le supuso la pérdida de su hija tras un desdichado accidente doméstico…
Un lugar destacado lo ocupan sus referencias a personas muy conocidas del mundo del espectáculo o del entorno de la literatura. Por las páginas del libro aparecen Robert Redford, Jack Kerouac, John Houston, Graham Greene, Buzz Aldrin, Vladimir Nabokov… En ocasiones los personajes se esconden bajo otros nombres para evitar posibles agravios.
De todas esas referencias hay dos que me han parecido particularmente emocionantes y hermosas: por un lado las relativas al escritor Irwin Shaw (“Hay hombres que parecen haber abarcado el tronco de la vida, y él era uno de ellos”); y por otra parte las que aluden a la actriz Sharon Tate (“criatura excepcional, un poco torpe quizá, pero sin mácula y encarnando los rasgos esenciales, el verdadero corazón del paraíso que él de algún modo había esperado”).
En suma, Quemar los días es un texto imprescindible para los paladares que agradecen la literatura sutil, elegante, sagaz, que transmite mucho más de lo que enseña a primera vista y que es capaz de transitar por el siempre estrecho camino de la excelsitud narrativa sin verse afectada por entecas modas intelectuales u oscuros vericuetos mercadotécnicos.
La editorial Salamandra está haciendo un notable esfuerzo (complementando así la acción inicial de El Aleph Editores o Muchnik) para acercar buena parte de la producción editorial de James Salter al mercado castellano parlante. Además de los tres libros ya reseñados en Cincuentopía hasta la fecha también han sido traducidos al español Juego y distracción y La última noche.
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James Salter. Quemar los días. Salamandra.
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David Parra
Especialista en nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones aplicadas al ámbito del periodismo. Ha publicado alrededor de diez libros y más de treinta artículos en revistas científicas. Le gusta leer. [/author_info] [/author]