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Razones para visitar Córdoba en mayo

Hay muchas razones para visitar Córdoba en mayo. Decía Federico García Lorca en la Canción del Jinete que Córdoba estaba «lejana y sola». Afortunadamente para el disfrute de todos, la mejora de las comunicaciones ha restado fuerza al verso, porque la ciudad cuenta con la estación del AVE en pleno casco urbano.

Córdoba ofrece motivos para ser visitada en cualquier época del año. Pero el mes de mayo es singularmente atractivo para organizar un viaje de placer a la ciudad de los Califas. Por orden cronológico, las festividades que irán teniendo lugar a lo largo del mes de mayo son las siguientes: las Cruces, los Patios y la Feria.

 

El encanto del Concurso Popular de Cruces

Tiene lugar del 30 de abril al 4 de mayo. El día 1 de mayo se da la bienvenida a la primavera con la Batalla de las Flores que consiste en una cabalgata de carrozas decoradas con flores que recorre Córdoba. Los patios y plazas albergan cruces de gran tamaño decoradas con flores, macetas y mantones de manila. Este vídeo da una idea de la belleza del tema.

La tradición de la Fiesta de los Patios

Discurre del 5 al 18 de mayo. Los patios de Córdoba son patrimonio de la Humanidad. Desde tiempo de los romanos han servido no sólo para combatir la climatología seca y calurosa de la ciudad, sino también para recoger al agua de la lluvia mediante un pozo o una fuente colocado en su centro. Los musulmanes dieron la entrada a la vivienda desde la calle a través de un zaguán y colocando vegetación abundante para aumentar la sensación de frescor. Los patios están ubicados tanto en casas unifamiliares como en casa de vecinos, construcción cada vez menos frecuente, como se pone de manifiesto en este vídeo.

El barrio más característico es el del Alcázar Viejo, entre el Alcázar y la parroquia de San Basilio, aunque también los encontramos por el barrio de Santa Marina, alrededor de San Lorenzo y la Magdalena. En el entorno de la Mezquita Catedral, en el barrio de  de la Judería, existen patios de gran belleza y antigüedad. Destaca por su elegancia el Palacio de Viana, que alberga doce patios diferentes. Si quieres conocer más sobre esta edificación, pincha este enlace.

 

La algarabía de la Feria de Mayo

Se trata de la feria mayor de Córdoba y se celebra normalmente a finales de mayo, en conmemoración de Nuestra Señora de la Salud. La iluminación de la portada de entrada al recinto ferial -que suele ser una réplica del arte califal tan presente en la ciudad-  significa la inauguración oficial de la Feria. Casi todas las casetas que componen esta verdadera ciudad del disfrute y de la confraternización, son públicas.

Un paseo por los barrios de San Basilio, San Andrés, Santa Marina, San Agustín y la zona centro proporciona la singular estampa de Córdoba en mayo. Tanto en los excelentes locales que ofrece la hostelería de la ciudad, como en las barras de bar que instalan las Asociaciones de Vecinos y Peñas, como en las casetas de la Feria podremos aprovechar no sólo a recuperar fuerzas, sino a degustar las especialidades de la tierra. Vamos con algunas de ellas.

 

Empecemos por un aperitivo singular. Los caracoles, chicos, cabrillas, picantones y gordos

La degustación de los «chicos» será rematada con un vasito de caldo solo. Las cabrillas, siguientes en tamaño, llevan un acompañamiento más espeso. También se ofrecen los picantones y los caracoles gordos en salsa.  La cocina creativa también se ha ocupado de los gastrópodos y los presenta a la romana, a la plancha, explosivos, carbonara e incluso arroz con caracoles.

 

Sigamos por el flamenquín

El origen del flamenquín se sitúa en Bujalance, provincia de Córdoba. Recibe su nombre del color del rebozado, rubio como el de los flamencos que acompañaron a Carlos V. Consiste en tiras de jamón serrano enrollados en lomo de cerdo o ternera, rebozado en pan rallado y huevo y posteriormente frito. Se acompaña normalmente de patatas fritas, lechuga y mahonesa.

Una nota singular es la longitud en algunos restaurantes alcanzando los 40 cm. Como nota curiosa, Córdoba acaba de entrar en el Libro Guinness de los Récords tras elaborar el flamenquín más largo del mundo con un total de 51 metros.

 

El ilustre salmorejo

Parece que este sabroso y nutritivo alimento, de origen humilde, se ha ido conformando a lo largo del tiempo desde un remoto antecedente romano, composición de pan del día anterior, aceite y ajo, convirtiéndose después en la mazamorra, de origen árabe, hasta su antecedente más inmediato en el XVII coincidiendo con la incorporación del tomate a nuestra dieta.

Los ingredientes básicos de este primo hermano del gazpacho son pan, tomate, aceite de oliva virgen, ajo y sal, pudiendo complementarse con huevo duro y jamón en juliana.

 

Su Majestad el rabo de toro

Se conoce este plato desde época romana, aunque la receta que se sirve hoy en día data de finales del siglo XIX con el auge de las corridas de toros. Según el gastrónomo Antonio Gázquez Ortiz, es el fruto de la simbiosis entre toro, torero y taberna. «Esto del estofado de toro se puede considerar como el cordón umbilical entre el toro y el torero, como ese hilo que une torería y gastronomía, o por lo menos así fue Manolete educado desde la infancia: en el toro y en lo de comer rabos.  Durante su niñez muchas veces acompañaba a su padre o a su tío a la taberna de Paco Acedo, taberna de toreros, de Guerritas, Gallos y Machaquitos a degustar los rabos de la corrida del domingo anterior. Aún hoy, huele a Manolete y a rabos la sala que lleva su nombre, que frecuentaba cuando vivía en los aledaños de La Lagunilla. En esa taberna todavía se presume de hacer los mejores rabos, que se comen en el sur. Y es que lo de la taberna, los toros y  el estofado es cosa de tener en cuenta.  Es como el arte y la inspiración».

Con la inclusión de este plato en su carta, el exquisito restaurante El Caballo Rojo contribuyó a la divulgación del estofado de rabo de toro.

 

Si te apetece un dulce… el manolete

Este dulce a base de hojaldre y cabello de angel (cidra) tiene su origen en los obradores del siglo XIX en Córdoba, donde se cultivaba en las huertas cercanas la cidra o cayote. En formato pequeño recibe el nombre de manolete y el formato grande se denomina pastel cordobés. Hay quien afirma que su actual nombre es también un homenaje al gran diestro Manolete, del que incluimos aquí un vídeo que glosa su vida y muerte.

 

Y para regar convenientemente nuestra degustación…

Nada mejor que los vinos de Montilla-Moriles.  El tradicional vino Fino, junto con el oloroso serán perfectos para un aperitivo. Hay quien recomienda el amontillado para acompañar platos que han incluido este vino en su preparación. El vino dulce Pedro Ximénez es adecuado para los postres … aunque si llega con otro acompañamiento, tampoco debe desdeñarse.

Si la visita os ha motivado, os propongo participar en el prestigioso XXII Premio de Poesía Ciudad de Córdoba “Ricardo Molina”, que organiza el Ayuntamiento de Córdoba. El galardón constituye un homenaje de Ricardo Molina Tenor (1919-1968), quien fue un poeta cordobés, miembro del grupo de la revista Cántico y gran investigador del flamenco. El premio está dotado con 12.000 euros y la publicación de la obra ganadora por la editorial Hiperión. El plazo de recepción de las obras concluye el 19 de septiembre de 2014.

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