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Se une al Club de Cincuentopía… Alberto Tomba

Alberto Tomba

Entre finales de los ochenta y comienzos de los noventa Alberto Tomba fue algo más que un esquiador: fue un verdadero mito de los deportes de invierno. Hoy, día 19 de diciembre, se une al Club de Cincuentopía.

Alberto Tomba empezó su carrera profesional con apenas 17 años de edad. Desde el comienzo dio muestras tanto de su gran calidad como de su formidable precocidad. Su fuerte complexión física, su enorme rapidez y su estilo agresivo hicieron que fuese conocido bajo el sobrenombre “La Bomba” (que, además, rima con Tomba).

Un breve repaso al palmarés de Alberto Tomba permite comprobar su valor atlético: tres medallas de oro y dos de plata en los Juegos Olímpicos de Invierno; una medalla de oro y dos de bronce en los Campeonatos del Mundo; una Copa del Mundo en la categoría de general, cuatro Copas del Mundo de slalom y otras cuatro en slalom gigante; 50 victorias en pruebas de la Copa del Mundo (además de 28 segundos puestos y 11 terceros).

Se une al Club de Cincuentopía… Alberto Tomba
Alberto Tomba en la actualidad

A juicio de muchos especialistas ese estilo agresivo que tan buenos resultados le otorgó fue también el responsable de muchas lesiones que fueron minando su potencial. De hecho, en muchas competiciones de alto nivel no pudo rendir a su máximo nivel lastrado por diferentes dolencias.

Alberto Tomba se retiró en 1998, tras una década compitiendo en la élite del esquí. Desde entonces ha alternado las más variadas ocupaciones: desde relaciones públicas para promocionar el esquí italiano hasta protagonista de una película, Alex l’ariete, que fue un sonado fracaso. Los seguidores de Cincuentopía interesados en ver el filme, pueden hacerlo a través de este enlace (avisamos: es bastante mala).

¡Bienvenido, Alberto Tomba, al Club de Cincuentopía!

[author] [author_image timthumb=’on’]https://cincuentopia.com/wp-content/uploads/2015/06/logo-google-.jpg[/author_image] [author_info]Cincuentopía

«Dejadme aprovechar -escribió- el afecto que todavía hay en mí, para contar los aspectos de una vida atribulada y sin reposo, en la que la infelicidad acaso no se debió a los acontecimientos por todos conocidos sino a los secretos pesares que sólo Dios conoce».

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