Desde el pasado 15 de julio la actriz y cantante franco-suiza Irène Jacob es miembro del Club de Cincuentopía. ¡Nuestra más cordial bienvenida!
Irène Jacob nació en Francia aunque con apenas tres años se trasladó a Suiza. Educada en un ambiente de elevado nivel intelectual y artístico, bien pronto se apasionó por el ámbito de la interpretación.
Tras estudiar música en Ginebra e interpretación en París y Londres, debutó en el cine en 1987 con un pequeño papel en la película Au revoir les enfants de Louis Malle, film que estuvo nominado a los Premios Óscar de Hollywood.
En apenas cuatro años la trayectoria profesional de Irène Jacob había progresado de tal manera que comenzó a encadenar el protagonismo en películas como La Double Vie y, sobre todo, en Trois Couleurs: Rouge, final de la afamada trilogía de Krzysztok Kieslowski, por el que obtuvo distintas menciones internacionales.
A partir de mitad de los años noventa Irène Jacob inicia una notable carrera internacional que incluye su trabajo para directores como Michaelangelo Antonioni, Wim Wenders o Hugh Hudson, así como compartir reparto con actores de la fama de Colin Firth, Tommy Lee Jones, Wesley Snipes o Malcolm McDowell.
El comienzo del siglo XXI marca una menor presencia de Irène Jacob en la industria cinematográfica, pese a que rueda películas de todo tipo de géneros (comedia, acción, drama) en distintos países europeos.
De manera paralela, Irène Jacob desarrolla una actividad musical que incluye la colaboración con el grupo de rock Weepers Circus o con el cantante Vincent Delerm, entre otras. La actriz cuenta con un canal propio en YouTube del que hemos extraído este vídeo en el que se comprueban sus facultades vocales.
Desde el Club de Cincuentopía deseamos a Irène Jacob muchos éxitos en esta nueva etapa vital.
[author] [author_image timthumb=’on’]https://cincuentopia.com/wp-content/uploads/2015/06/logo-google-.jpg[/author_image] [author_info]Cincuentopía«Dejadme aprovechar -escribió- el afecto que todavía hay en mí, para contar los aspectos de una vida atribulada y sin reposo, en la que la infelicidad acaso no se debió a los acontecimientos por todos conocidos sino a los secretos pesares que sólo Dios conoce». [/author_info] [/author]
