El portero de fútbol René Higuita es, por el momento, la última incorporación al Club de Cincuentopía. Vamos a adentrarnos en su particular historia como deportista de élite.
René Higuita nació el 27 de agosto de 1966 en Medellín (Colombia). Con apenas 15 años comenzó a destacar en categorías inferiores y antes de cumplir los 20 ya había debutado como profesional en el equipo Millonarios.
Poco a poco comenzó a cautivar a los espectadores con un tipo de juego que no era en absoluto el característico de un portero de fútbol: se incorporaba de vez en cuando al ataque, tiraba penalties con gran eficacia, realizaba paradas en posturas extrañas…
En 1989 René Higuita se convirtió en el gran protagonista de la final de la Copa Libertadores de América. Sus numerosas paradas (incluyendo cuatro penalties en la serie final) dieron la victoria a su club, Atlético Nacional. La combinación de sus actuaciones destacadas en el equipo y con su selección le situó en el centro del panorama futbolístico internacional.
Una de las grandes innovaciones de René Higuita fueron sus paradas mediante la conocida como “suerte del escorpión”. Veámoslo en acción en este vídeo extraído del canal de el perro en YouTube.
A lo largo de casi veinte años René Higuita mostró su saber hacer en numerosos equipos de fútbol de Colombia, España, México y Ecuador. A lo largo de su carrera marcó ¡44 goles en partidos oficiales! Está considerado como uno de las grandes porteros habidos en Latinoamérica en las últimas décadas.
A partir de 2011 comenzó su labor como entrenador de fútbol. Por el momento ha prestado sus servicios en Arabia Saudí.
Desde aquí deseamos mucha suerte a René Higuita en su nueva aventura profesional y le damos la bienvenida al Club de Cincuentopía.
[author] [author_image timthumb=’on’]https://cincuentopia.com/wp-content/uploads/2015/06/logo-google-.jpg[/author_image] [author_info]Cincuentopía«Dejadme aprovechar -escribió- el afecto que todavía hay en mí, para contar los aspectos de una vida atribulada y sin reposo, en la que la infelicidad acaso no se debió a los acontecimientos por todos conocidos sino a los secretos pesares que sólo Dios conoce». [/author_info] [/author]