Desde ayer día de julio el Club de Cincuentopía cuenta con un nuevo componente: se trata del actor estadounidense Michael Stuhlbarg cuya trayectoria repasamos a continuación.
Michael Stuhlbarg comenzó a actuar en un coro comunitario cuando apenas contaba con once años de edad. Tras sus estudios de secundaria asistió a la escuela de teatro, cine y televisión de la UCLA, además de estudiar interpretación en Nueva York y Londres.
Michael Stuhlbarg comienza a trabajar en distintas obras de teatro, labrándose un considerable prestigio como novel intérprete con unas notables expectativas de futuro. En 2005 logra un premio como mejor actor por parte de la crítica de Nueva York.
Su incorporación al cine se produce a finales de los años noventa, en un primer momento en pequeños papeles y ya a comienzos del siglo XXI en roles de creciente relevancia en películas como A Serious Man, Lincoln o Blue Jasmine, entre otras muchas.
De manera paralela Michael Stuhlbarg participa en series televisivas de considerable éxito, como Ley & Orden y, sobre todo, Boardwalk Empire, donde su encarnación del mafioso Arnold Rothstein es particularmente alabada por crítica y público. Aquí lo vemos en acción.
Poco a poco Michael Stuhlbarg se ha convertido en un actor de extraordinaria solidez, capaz de alternar teatro, cine y televisión y de interpretar papeles de la más variada índole que van desde lo cómico a lo trágico y desde los personajes entrañables a los villanos más despiadados.
En la actualidad se encuentra embarcado en numerosos proyectos y todo hace prever que continuará en primera línea durante los próximos años, máxime teniendo en cuenta el creciente número de premios que está logrando en estos últimos tiempos.
Desde aquí damos la enhorabuena a Michael Stuhlbarg por su incorporación al Club de Cincuentopía.
[author] [author_image timthumb=’on’]https://cincuentopia.com/wp-content/uploads/2015/06/logo-google-.jpg[/author_image] [author_info]Cincuentopía«Dejadme aprovechar -escribió- el afecto que todavía hay en mí, para contar los aspectos de una vida atribulada y sin reposo, en la que la infelicidad acaso no se debió a los acontecimientos por todos conocidos sino a los secretos pesares que sólo Dios conoce».
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