La figura de Sonia Delaunay no siempre recibe la atención que se merece, en muchas ocasiones eclipsada por su marido Robert. Sin embargo, con la perspectiva que da el transcurso de los años, merece ser considerada como la madre del arte abstracto (o al menos una de ellas) en general y del movimiento conocido como simultanismo en particular.
Sonia Delaunay, cuyo nombre completo era Sarah Illinichna Stern, nació en Ucrania en 1885 y falleció en París en 1979. Sus primeros años transcurren en el hogar de sus tíos maternos dado que su familia no tenía capacidad económica para hacerse cargo de la recién llegada. Esta decisión marca de manera definitiva su existencia.
En compañía de su familia de acogida crece rodeada de obras de arte y comienza a apreciar el mundo de la pintura en toda su extensión. Durante las vacaciones pasa sus semanas de asueto en países como Alemania, Italia, Suiza o Finlandia, donde se acostumbra a visitar sus museos.
En 1903 Sonia Delaunay comienza su formación artística en Karlsruhe (Alemania). Allí descubre la pintura contemporánea y entra en contacto con artistas como Amédée Ozenfant, André Dunoyer de Segonzac o Jean Louis Boussingault, todos ellos compañeros de taller. En esa primera década del siglo se advierten en su obra pictórica influencias del expresionismo alemán pero también de autores como Van Gogh, Gauguin o un movimiento como el fauvismo.
En 1908 conoce a quien será su futuro marido, Robert Delaunay. No obstante, para evitar las presiones familiares que le exigían volver a Rusia un año después pacta un matrimonio de conveniencia con el galerista Wilhelm Uhde, quien la introduce en los principales círculos artísticos de París. Allí conoce de primera mano los trabajos de Picasso, Braque, Derain, Vlaeminck…
Poco a poco Sonia y Robert Delaunay consolidan su relación y contraen matrimonio en 1910. Abandona la pintura como medio de expresión y se adentra en el ámbito de las artes aplicadas, al tiempo que cada vez se decanta más por la abstracción pura como fórmula de expresión. En torno a la pareja se forma un selecto círculo de pintores, músicos y escritores.
Poco a poco Sonia Delaunay va consolidando su fama y prestigio como artista y como activa inspiradora del arte abstracto puro. Participa en diferentes certámenes, ilustra algunas publicaciones de la época, diseña carteles publicitarios para marcas comerciales, está en constante contacto con un conjunto de artistas que ponen en tela de juicio los basamentos artísticos tradicionales…
El estallido de la Primera Guerra Mundial pilla al matrimonio en España, país que declara su neutralidad durante el conflicto. Sonia Delaunay descubre España y Portugal como elementos de profunda inspiración, sobre todo en todo lo que atañe a su intensa luz que plasma en una paleta cromática particularmente colorida.
La artista continúa ampliando su radio de acción: trabaja con composiciones con cera sobre tela, realiza proyecciones de edificios, diseña el vestuario del ballet Cleopatra, así como distintos vestidos y objetos para la aristocracia española, abre una boutique de moda con su propia línea de vestidos y complementos (bolsos, abanicos, paraguas…), se encarga de la decoración del Pequeño Casino de Madrid…
La década de los veinte, de nuevo en París, supone el reencuentro de Sonia Delaunay con las vanguardias y consolida su magisterio entre los más jóvenes artistas, quienes la dedican poemas y cuadros e incluso lucen las prendas que diseña. Incrementa su faceta de diseñadora de moda, con una intensa actividad comercial, se aventura en el mundo del cine diseñando los decorados de filmes como Le P’tit Parigot o Vertige.
Es en los años treinta cuando se refuerza su apuesta estética por el arte abstracto. Alterna su interés entre pintura, artes decorativas, publicidad, diseño de edificios…, en ocasiones en solitario y otras veces en compañía de su esposo Robert. En 1941 enviuda y sus esfuerzos pasan a centrarse en que se reconozca el talento artístico de su fallecido marido, disminuyendo su trabajo artístico cotidiano.
Ya en la década de los cincuenta la figura de Sonia Delaunay obtiene el reconocimiento internacional: se publican recopilaciones de sus obras (litografías, ilustraciones, gouaches…), es objeto de una gran retrospectiva en Alemania… Continúa con su trabajo y sus investigaciones, expone en distintos países y se muestra más preocupada que nunca por la aplicación del color en todo tipo de técnicas artísticas.
Por sus numerosos méritos recibe la Legión de Honor de Francia en 1975. Cuatro años después fallece tras haber sufrido un accidente que redujo bastante su movilidad. Las bases de su formidable influencia como madre del arte abstracto estaban sentadas.
Para conocer más sobre la propuesta estética de Sonia Delaunay recomendamos a los seguidores de Cincuentopía que vean este vídeo, extraído del canal de inesvigo en YouTube. Pura poesía visual.
«Dejadme aprovechar -escribió- el afecto que todavía hay en mí, para contar los aspectos de una vida atribulada y sin reposo, en la que la infelicidad acaso no se debió a los acontecimientos por todos conocidos sino a los secretos pesares que sólo Dios conoce».
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