Es cierto que la crisis mundial del coronavirus limita los desplazamientos pero desde Cincuentopía pretendemos ofrecer a los seguidores tres destinos diferentes… para cuando toda esa gigantesca pandemia concluya o al menos esté suficientemente controlada.
El primero de ellos es la ciudad alemana de Hamburgo. Entre los elementos no siempre conocidos para ver, las chimeneas de «El viejo Krameramtsstuben» o la iglesia de St. Nikolai destruida en la II Guerra Mundial (las ruinas de la torre permanecen como conmemoración de la guerra).
Una segunda posibilidad tiene que ver con la localidad italiana de San Gimignano, una de las más grandes sorpresas que tiene una región de la belleza de Toscana en Italia. Acercarse a este lugar, declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO, equivale a quedarse con la boca abierta: una villa de apenas 7.000 habitantes que, en su momento, llegó a contar con 72 torres de gran altura (algunas sobrepasan con creces los 50 metros), de las que hoy en día se conservan 15 (la gran mayoría fueron destruidas en los numerosos conflictos bélicos que asolaron la zona a lo largo de los siglos, algunas también sucumbieron a catástrofes naturales como terremotos e incluso en determinados casos fueron derribadas para acometer renovaciones urbanas).
El recorrido por los destinos diferentes concluye con Madrid. Sí, con la capital de España pero no para recorrer sus monumentos más famosos sino para aproximarse a su faceta de uno de los lugares de referencia del flamenco a escala mundial. Hay numerosos restaurantes que incluyen su contemplación durante la cena, pero también dedicados específicamente a este arte sin ninguna clase de distracción gastronómica e incluso centros donde aprender a bailarlo, a cantarlo y a tocarlo.
[author] [author_image timthumb=’on’]https://cincuentopia.com/wp-content/uploads/2015/06/logo-google-.jpg[/author_image] [author_info]Cincuentopía«Dejadme aprovechar -escribió- el afecto que todavía hay en mí, para contar los aspectos de una vida atribulada y sin reposo, en la que la infelicidad acaso no se debió a los acontecimientos por todos conocidos sino a los secretos pesares que sólo Dios conoce».
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