El Convento de las Comendadoras de Santiago el Mayor es uno de los ejemplos más representativos del barroco madrileño. Su construcción, demorada inicialmente durante más de 75 años, se llevó a cabo a lo largo de los siglos XVII y XVIII bajo los respectivos proyectos de Manuel y José del Olmo, Francisco de Moradillo y Francisco de Sabatini.
El Convento de las Comendadoras es una de las maravillas arquitectónicas (con muy interesantes elementos pictóricos y escultóricos) más desconocidas de Madrid (incluso para los propios madrileños). Hemos querido adentrarnos en este fantástico conjunto conventual de la mano de Emanuela Gambini, la arquitecta responsable de las obras de restauración de buena parte de sus distintos elementos, una tarea a la que ha dedicado casi quince años.
Tras una breve conversación en la Antesacristía, Emanuela Gambini nos introduce en la Sacristía de los Caballeros, una sala monumental que sorprende al visitante tras la aparente modestia de la puerta que da acceso. Allí nos habla sobre la historia de la fundación del convento, que se regiría según las reglas y jurisdicciones de la Orden de Santiago, por expreso deseo del rey Felipe IV. En este espacio los futuros caballeros velaban armas la noche antes de su ingreso. Suelos, paredes y techos ofrecen un aspecto impoluto, consecuencia de una exquisita labor de restauración que, entre otras cosas, permite advertir la decoración policroma de sus paredes (verde azulado, amarillo siena y rojo carmín, los colores que representan la Orden) o el sutil suelo, algunas de cuyas baldosas originales pueden verse en la Antesacristía. Llaman nuestra atención esculturas de distintos monarcas españoles de las Casas de Austria y Borbón, una escultura del Apóstol Santiago en madera (integrada en el elemento conocido como el Transparente), cuadros de distintos pintores de la escuela flamenca (incluyendo uno atribuido a Rubens) y una formidable mesa situada en el centro.
Desde allí realizamos un animado recorrido por algunos puntos deliciosos. Nuestros pies nos conducen a la Capilla de la Fuente de los Caballeros, también conocida como Fuente de los Tritones, donde Emanuela reivindica la necesidad de una mayor atención por parte de las administraciones públicas españolas, siempre rácanas a la hora de apostar por la protección de esta clase de monumentos. También recorremos el Tránsito, el Locutorio y la Sala Didáctica hasta llegar a otro espacio singular: el Patio. Centralizador de distintas dependencias del convento, constituye un notable ejemplo de la mejor tradición mural española al fresco. La paz nos embarga mientras observamos cómo el hábil empleo de trampantojos y un cromatismo idéntico al de la Sacristía de los Caballeros otorgan al conjunto una serena elegancia.
Capilla de las NiñasTodavía henchidos de un sentimiento de tranquilidad nos adentramos en otro lugar clave: la conocida como Capilla de las Niñas. Emanuela nos ofrece una disertación que combina la erudición con algunas anécdotas simpáticas, quizá la más singular de todas ellas el complejo proceso que permitió ubicar en dicha estancia los restos de la fundadora del convento, Mariana Vélez Ladrón de Guevara, cuyo cuadro se encuentra en las paredes de la sala tras haber sido adquirido en Alemania.
Batalla de Clavijo de Luca GiordanoProsigue nuestra cadenciosa marcha, trufada de explicaciones que escuchamos con atención. Una sorpresa mayúscula nos aguarda: de repente nos vemos situados ante ¡el cuadro de mayores dimensiones pintado por Luca Giordano durante su estancia en España! Un coloso de 25 metros cuadrados, realizado a finales del siglo XVIII para el altar mayor de la iglesia, en el que se representa la célebre batalla de Clavijo (incluyendo la aparición del Apóstol Santiago) entre los ejércitos de Ramiro I y Abderramán II. Alí nos enteramos de las enormes dificultades que hubo para desplazar el cuadro de su lugar inicial de ubicación con el fin de proceder a un arduo proceso de limpieza, eliminación de repintes, reintegración y barnizado final. A pocos metros de él nos encontramos con otra sorpresa pictórica: un cuadro de Cavarozzi (un pintor con una producción muy escasa dado que falleció con apenas 35 años), que estaba documentado pero que hasta ahora se encontraba en paradero desconocido.
Emanuela GambiniY todavía hay una propina adicional: entramos en la iglesia inicialmente proyectada por los hermanos Manuel y José del Olmo, la parte más antigua del conjunto conventual. Se trata de un templo con planta de cruz griega, siguiendo la tradición italiana derivada de la creación de Bramante para San Pedro de Roma, en el que se advierte una asombrosa armonía basada en el completo predominio de la línea curva. Emanuela nos habla con gran entusiasmo sobre su excepcional cúpula central, que permitió que durante casi dos siglos el convento fuera el edificio más alto de todo Madrid, y también sobre los distintos elementos que todavía se encuentran en pleno proceso de restauración.
La visita ha concluido tras casi tres horas de recorrido. Nuestro mayor agradecimiento a Emanuela Gambini, con quien nos hacemos una foto de grupo. Esperamos que todos los seguidores de Cincuentopía puedan disfrutar algún día tanto como lo hemos hecho nosotros. A través de madrid.org es posible solicitar una visita. Además, la Asociación Española de Profesionales del Turismo (AEPT) ha colgado un folleto explicativo en formato PDF.
Miembros del grupo de la visita junto a Emanuela Gambini y su equipoLa singularidad de un monumento de esta índole (que goza de la máxima protección que establece la Ley de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid al estar declarado Bien de Interés Cultural) exige el máximo respeto a la hora de tomar cualquier clase de fotografía o realizar una filmación. Por eso, si queréis ver lo que os acabamos de contar, os recomendamos este vídeo, que se encuentra albergado en CanalCAMTV.
También encontraréis información adicional y unas magníficas fotografías de la Sacristía de los Caballeros si pincháis en este enlace de Viendo Madrid.