Este verano ha tocado un viaje familiar por Irlanda de 10 días. ¡Vaya suerte!
Mi hija Elena estuvo el año pasado quince días allí para perfeccionar su inglés y quería volver para seguir explorando, le encantó. Y como nuestra pretensión es que siga viniendo de vacaciones con nosotros pues, de momento, ella manda y organizamos un viaje familiar por Irlanda de 10 días.
Diez días en la Verde Irlanda. Para mí, tres cosas la definen y las tres estupendas: el verde en sus muchísimas tonalidades, la gente encantadora y amable y los pubs, esos tradicionales pubs irlandeses en los que cualquiera, de cualquier edad, puede sentirse acogido. La cultura de los pubs es un rasgo distintivo en la sociedad irlandesa, la gente acude a estos establecimientos a cualquier hora, desde el desayuno a las copas de la noche.
Comienza nuestro viaje familiar por Irlanda de 10 días. La ruta comienza en Dublín y continúa por Galway, Killarney y Cork.
Primera escala Dublín. Pues no tiene mucho encanto. Me habían avisado, ve a Dublín lo primero, porque con lo bonito que es el país, si vas al final te desilusiona mucho. Así que yo también creo que es lo mejor. Que nadie se espere una gran ciudad monumental europea. Dublín es gris, excepto por las puertas de colores en muchas de sus casas. Aquí empezamos a darnos cuenta que Irlanda es un país poco monumental, posiblemente porque ha estado siglos luchando por su independencia de Reino Unido y con los anglicanos, y toda su riqueza se ha ido en eso, en continuas revoluciones y alzamientos.
Pero bueno, tiene su puntito. Muy bonitos los parques, porque aquí la naturaleza es exuberante. El Trinity College muy chulo (excepto que se hayan visto antes Oxford o Cambridge). La Catedral de San Patricio llena de héroes nacionales, de esos de siglos de lucha. Los músicos en la calle. Temple bar con todo su ambiente. El rio, que interesante en la zona nueva. Casi lo más chulo la visita a Guinnes Storehouse, la cuna del producto más famoso irlandés, su cerveza, riquísima en muchas más marcas además de Guinnes.
Nos alojamos en un B&B, que en Irlanda son de una excelente calidad. En la siguiente etapa de nuestro viaje familiar por Irlanda estuvimos también en otro precioso y con unos desayunos espectaculares.
Continuamos nuestro viaje familiar por Irlanda. Salimos de Dublín (en un día y medio se ve bien), camino del Oeste, a Galway, con un coche alquilado en el aeropuerto y con el reto de conducir por la izquierda y por las carreteras irlandesas que son tremendas. El 80-90% de las carreteras son de doble sentido, estrechísimas y sin arcén. Eso circulando por el lado contrario es complicadito al principio. Por ello hay que dosificar los kilómetros diarios, porque se hacen con mucha menos alegría que en España, y si puede ser con dos conductores mejor, porque cansa tanta atención. Es parecido a cuando aprendes a conducir, que tienes que estar con los cinco sentidos. Pero se hace.
La siguiente etapa en nuestro viaje familiar por Irlanda es Galway. Galway es una preciosa ciudad en el Oeste. El casco antiguo tiene mucho encanto y es muy animado, como todo el país en general. Y una base de operaciones estupenda para visitar la joya de la república, los Cliffs de Moher, unos acantilados tremendos, preciosos, enormes, 214 m en su parte más alta y con una verticalidad que marea. Son ocho cabos que se dibujan contra la línea del mar, en los que se rodaron algunas escenas de “Harry Potter y el misterio de príncipe”, para mí, ya con eso, un lugar mágico.
Desde Galway también se accede fácilmente al Parque Nacional de Connemara, un sitio precioso, con unos increíbles paisajes, que no pudimos disfrutar mucho por la lluvia pertinaz y la niebla. Bosques, montañas, lagos, brezo, playas salvajes y la Kylemore Abbey, actualmente un colegio de chicas en un entorno privilegiado. Merece la pena empezar desde el único fiordo de Irlanda y recorrer su costa y su interior.
Killarney es la siguiente etapa de nuestro viaje familiar por Irlanda. En el sur de Irlanda, con base en unos preciosos apartamentos cerca de Killarney, otra importante ciudad irlandesa, a orillas de otro impresionante Parque Nacional.
Killarney es otro simpático enclave, como todos los pueblos y ciudades irlandeses. Con casitas de colores, flores, gente simpatiquísima, tiendas de regalos y muchos pubs donde beber exquisita cerveza y whisky irlandés. Y donde comer casi a todas horas del día hasta las diez y media de la noche más o menos. Merece la pena varias visitas a distintos pubs con su comida casera, su cerveza, su música en directo y su insuperable ambiente. Yo personalmente recomiendo la Hop House (la rubia de Guinnes) y el guiso de carne de ternera con Guinnes. Aunque no se queda atrás el salmón ahumado (igual o más rico aún que el noruego), los guisos con cordero, las sopas del día y por supuesto el fish and chips.
El Parque Nacional de Killarney es una maravilla, bordea un enorme lago y se entra a varios enclaves de su orilla. Imprescindible las ruinas de la Vuckross Abbey, Muckross House, las cascadas de Torc y el impresionante Mirador de las Damas. Todo el parque es una joya, es uno de los centros de turismo irlandeses más importantes y no es de extrañar.
Y al menos otro día para el Anillo de Kerry, una carretera que bordea toda la península de Kerry partiendo y volviendo a Killarney. Unas vistas espectaculares, campos, casas y pequeñas granjas, ovejitas de colores, playas increíbles y un cielo… ese maravilloso cielo irlandés, de un azul intenso y con unas nubes enorme, gordas y preciosas. Irlanda en estado puro.7
La última etapa de nuestro viaje familiar por Irlanda será para Cork. Un día lo dedicamos a la nostalgia de Elena y nos fuimos a ver Cobh, un pueblecito a unos 100 kms de Killarney, cerquita de Cork. Fue el último puerto que tocó el Titánic y hay un museíto muy majo sobre la travesía de este crucero que merece la pena. Las entradas al museo son pasajes reales de pasajeros reales que embarcaron en Cobh; al final de la visita puedes conocer el destino de tu pasajero. Los de Elena y Antonio se salvaron, la mía murió.
En Cobh destaca su enorme catedral neogótica a orillas del mar y su conjunto de casitas de colores. Otro precioso pueblecito irlandés con su simpatiquísima gente.
Y también visitamos Cork, la segunda ciudad en importancia del país. Elena estuvo estudiando allí el verano pasado y nos decía que no valía nada. Pero nos gustó, incluso más que Dublín. Una ciudad con un montón de ejemplos de construcciones industriales a lo largo de su río muy interesantes, con un mercado precioso digno de visitar, el English Market y con una calle, la Oliver Plunkett, llena de tiendas y pubs, el centro del ambiente de tarde-noche en Cork. Nosotros estuvimos en el pub del mismo nombre, el O. Plunkett y nos sorprendió una divertidísima actuación de un dúo local.
Y ya de vuelta a casa, con la retina llena de verdes increíbles y brillantes, cielos preciosos, túneles vegetales en las carreteras, casitas en el campo (toda Irlanda está urbanizada de casitas individuales preciosas, la población vive muy dispersa), cottages con su techo de brezo, naturaleza preciosa, vallas de piedras, lagos increíbles con islas mágicas. ¿Os acordáis de la peli “Postdata te quiero”? Pues eso es Irlanda, exactamente eso. Diez días inolvidables. E Instagram sin descanso.
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Nieves Sánchez
Nacida en Madrid en 1964. Pasé mi infancia y adolescencia en el barrio de Moratalaz. Estudié CC Biologicas en la Complutense y tras terminar preparé oposiciones a Técnico de Gestión de Empleo, las cuales aprobé. Trabajé tres años en Granada antes de conseguir plaza en Madrid. Actualmente trabajo en la oficina de empleo de Aranjuez. Resido en Valdemoro, estoy casada y soy madre de una guapísima hija de 19 años, estudiante de Relaciones Públicas y Publicidad, que es lo que más alegría me da en la vida. [/author_info] [/author]