Dice Juan Manuel Serrat: “El oficio de padre es muy difícil. Nadie nos lo enseña y no se aprende nunca”. Las tareas más importantes que los seres humanos realizamos, en el devenir de la vida, las llevamos a cabo de una forma intuitiva, primaria. Sin haber recibido el manual de instrucciones.
Una de estas tareas, para las que carecemos de guía de actuación, se alcanza cuando llegamos al cese de la actividad laboral. Nos encontramos ante un camino desconocido e incipiente. Para emprender ese nuevo recorrido apenas disponemos de coordenadas. Precisaríamos de un GPS para encaminarnos con inteligencia emocional. Por el momento, este artilugio aún está por inventar. Emprender la nueva senda nos aconseja usar la inteligencia, la experiencia y el amor aprendido desde la tierna infancia.
Personalmente, inicié la andadura de ese cese de actividad hace unos pocos años. Mis palabras son, por tanto, desde mi experiencia, desde un cierto conocimiento del tema y, también, desde algunas observaciones próximas. Posiblemente, uno de los trenes a los que podemos subirnos para recorrer esa nueva vía es el que lleva el rótulo de Curiosidad. Este comportamiento resulta, además, un elemento gratuito. En realidad, casi todo lo importante en esta vida lo podemos tomar de balde. Sin contraprestación, ni económica, ni de ningún otro tipo: la sinfonía de una puesta de sol, la luz de una sonrisa, el regalo de una caricia, el calor de una flor, el sosiego de la brisa, la paz de un frondoso árbol…
Todos hemos visto, en algún momento, una Gala de Magia. La energía que envuelve un acontecimiento de esta naturaleza impregna cada rincón de nuestro cuerpo, nos devuelve a la infancia, nos inunda de ilusión. Cuando salimos a la calle la sonrisa del corazón amanece en nuestro semblante.
Tengo la inmensa suerte de practicar Magia. Soy Mago. Por esta razón, cuando salgo a la calle, después de finalizar una actuación, tengo la sensación de haber podido entregar un punto de alegría, de fantasía, de esperanza a personas diferentes, casi todas desconocidas. Lo considero una deuda personal con la vida, por todos los regalos recibidos. Además, profundizar en el Arte de la Magia lleva implícito entrenar la memoria, coordinar la voz, administrar tiempos. Constituye un aliciente, un acicate para rejuvenecer. Una suerte. Una más.
Resulta una elección personal, como tantas otras en la vida, optar por una determinada actividad lúdica. Disfrutar de alguna actividad de esparcimiento y diversión, nos permite tener ocupada la cabeza y el corazón. Resulta evidente que, desarrollar iniciativas ocupacionales, desencadena un motor de alegría, nos permite aprender, nos permite hallar un tesoro. Cada cual, busca aquello que le proporciona placer, sosiego, seducción, fascinación… buenas sensaciones, en definitiva. Por este camino, mejoraremos la salud y, por añadidura, ganaremos calidad de vida.
Dice don Antonio Machado en Proverbios y Cantares:
Caminante, son tus huellas el camino, y nada más.
Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.
Serrat nos ha deleitado con muchos poemas, propios y ajenos. Hemos de agradecerle el habernos mostrado pautas para transitar por los vericuetos de la vida.
Buena travesía.
