“Lo que dejamos atrás y lo que tenemos por delante no son nada comparado con lo que llevamos dentro.” Ralph Waldo Emerson. Nuestros recuerdos.
En esta etapa de la vida es muy posible que te encuentres en la encrucijada de tener que mudarte del que consideraste tu hogar desde siempre. Con un poco de suerte en el trastero, el camaranchón o los altillos del armario se acumulan unos cuantos retazos de tu vida. O no.
Marie Kondo, la japonesa que ha sido incluida entre las 100 personas más influyentes del mundo elaborada por la revista Time por haber contribuido a poner en orden las casas de medio mundo, asegura que los cambios radicales en el orden de una casa suelen acarrear cambios en la propia vida. «También ordenas tus historias personales: aprendes qué quieres en tu vida, qué no, y qué deberías dejar ir. Ganas seguridad y confianza. Al final, solo se trata de rodearte de las cosas y las personas que amas». Tanto más, si también lleva aparejado el cambio de vivienda.
Porque, ¿eres de los que has ido conservando tus recuerdos? Si lo has hecho, ¿los has guardado ordenadamente? ¿Una caja con los recuerdos de tu boda? ¿O con los juguetes favoritos de tu infancia? ¿O con las entradas de los espectáculos a los que has asistido? Dicho lo cual, ¿qué te motivaba a acumular recuerdos?
¿Has guardado tus recuerdos sin orden alguno? ¿O ni siquiera los has conservado? El desorden puede significar cierto desapego por la tradición. Un estudio realizado por los investigadores Kathleen Vohs, Joseph Redden y Ryan Rahine de la Universidad de Minnesota demostró que el desorden del espacio de trabajo no es algo negativo sino que, por el contrario, ayuda al desarrollo de la creatividad. Bajo la hipótesis de que los ambientes ordenados asientan la adhesión de las convenciones sociales y conservadoras; y que los espacios desordenados animan a las personas a buscar la novedad y los caminos no convencionales, los investigadores llevaron a cabo tres experimentos. La conclusión fue que “los efectos de orden físico son amplios y tienen muchos matices. Los ambientes desordenados parecen inspirar librarse de la tradición, producir nuevas ideas. Entornos ordenados, por el contrario, fomentan las convenciones dadas y lo seguro”.
Hace unas semanas desmantelaron un piso en el centro de Madrid, que había sido la vivienda taller de una modista. Durante los quince años posteriores a su fallecimiento había permanecido congelado en el tiempo. Cuando los nuevos propietarios tomaron posesión del mismo, encontraron desde recortes de periódico que recogían el asesinato del presidente Kennedy hasta trajes de cristianar, pasando por álbumes de punto de cruz hasta postales remitidas por amistades viajeras. Trozos de una vida hilvanados por la imaginación de las personas que se han convertido en los nuevos insufladores de vida para los mismos.
Seamos acumuladores o no, de lo que ninguno nos libramos es de las sensaciones que nos provocan “Aquellas pequeñas cosas” de las que nos hablaba la hermosa canción de Joan Manuel Serrat.
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Charo Onieva
Su curiosidad la ha llevado a desarrollar distintos proyectos de emprendimiento en los entornos offline y online. Impulsora de Cincuentopía. [/author_info] [/author]
