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Kassel no invita a la lógica, de Enrique Vila-Matas

Kassel no invita a la lógica

Con Kassel no invita a la lógica Enrique Vila-Matas ha cosechado una considerable cantidad de críticas elogiosas que celebran su capacidad para crear un universo literario tan particular como atractivo. ¿Es la cosa para tanto?

Sin duda Enrique Vila-Matas (1948) es uno de los escritores más sorprendentes del panorama español. Cuenta con una muy extensa obra que engloba, entre otros, novelas, cuentos, ensayos y artículos periodísticos, si bien en su caso los límites entre géneros resultan ciertamente difusos.

En Kassel no invita a la lógica Enrique Vila-Matas sitúa a un escritor catalán con acendradas (o no) ínfulas vanguardias en la localidad de Kassel, como parte activa de la Documenta (o dOCUMENTA si queremos adecuarnos a su denominación oficial), la celebérrima muestra quinquenal dedicada al arte contemporáneo tan alabada por algunos como denostada por otros.

A partir de dicha ubicación espacio-temporal-conceptual, Enrique Vila-Mata aprovecha para tejer una telaraña narrativa a caballo entre el ensayo novelado (el escritor estuvo presente en la edición número trece de la emblemática muestra durante el verano de 2012 y los nombres que aporta de los artistas expositores así como buena parte de las situaciones que le acontecen responden a la realidad) y el relato de ficción que le sirve como andamiaje para reflexionar sobre el fenómeno de las vanguardias artísticas e incluso en último extremo acerca de su propia propuesta creadora.

Expresado con otras palabras Enrique Vila-Matas apuesta por generar una impostura narrativa acerca de la impostura artística, lo que vendría a equivaler a una metaimpostura. Tal circunstancia implica un arriesgado ejercicio de funambulismo literario: la linde que separa la obra sublime de la cargante es tan sutil como traicionera. Por desgracia la lectura de Kassel no invita a lo lógica me transmite más sensación de lo segundo que de lo primero.

Elevar una obra de metaimpostura literaria a la categoría de gran texto precisa, a mi juicio, de dos ingredientes: por un lado una formidable acumulación de contenidos de aluvión férreamente aglutinados por el saber hacer del escritor; y por otra parte una transgresión temeraria del discurso narrativo aun a riesgo de ser incomprendido por crítica, público y mercado. Thomas Pynchon lo consigue en El arco iris de gravedad, sustentándose más en aquello que en esto mientras que en el Ulises de James Joyce la cuestión discurre en el sentido contrario (obviamente, como sucede con cualquier clase de impostura, ni siquiera en estos dos casos advertimos unanimidad en los juicios).

Enrique Vila-Matas presenta una obra arriesgada, como todas las suyas, a la que nadie puede calificar de inane o poner en duda que esté escrita con corrección estilística. Pero el conjunto no funciona, la carcasa se resquebraja y llega un momento en que el tedio se apodera de las páginas del libro. Ni las referencias explícitas a Chesterton, Duchamp, Kafka, Mallarmé, Nietzsche, Roussel, Yeats… ni los efluvios de Aristóteles, Feuerbach, Husserl, Ockham o Saussure bastan para elevar el nivel de tensión narrativa de Kassel no invita a la lógica, cuyo curioso título tiene su sustrato en una frase de Italo Calvino (“Turín invita a la lógica, y ésta abre el camino a la locura”) empleada por el propio Vila-Matas en un artículo periodístico publicado en 2011).

Heimito von Doderer escribía en Los demonios que “Todo pensamiento realmente profundo busca la distancia, la del tiempo y la del espacio. No hay pensamiento profundo sobre lo inmediato”. Precisamente esta falta de distanciamiento espacio-temporal es letal en Kassel no invita a la lógica y provoca que el libro se quede más en lo ingenioso y chocante que en lo literariamente trascendente.

Creo que Kassel no invita a lógica no constituye la mejor manera de adentrarse en el cosmos de Enrique Vila-Matas para alguien que no haya tenido un contacto previo con la producción del escritor. Si así sucediera sería una injusticia hacia su innegable categoría literaria y una lástima para el lector. Quizá un libro como Suicidios ejemplares, una curiosa (y bastante divertida) colección de cuentos cortos sobre dicha práctica, permita un aterrizaje más suave en la obra de este siempre interesante creador.

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Enrique Vila-Matas. Kassel no invita a la lógica. Seix Barral.

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David Parra

Especialista en nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones aplicadas al ámbito del periodismo. Ha publicado alrededor de diez libros y más de treinta artículos en revistas científicas. Le gusta leer. [/author_info] [/author]

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No hay comentarios

  • Para mi mala suerte conocí a Vilas Mata a través de este libro y me dejó sin ganas de repetirlo. Si de por si el arte y su análisis me parecen rebuscados y pomposos, unidos a las reflexiones existenciales del protagonista se me hicieron soporiferos

    Responder
    • David Parra Valcarce
      julio 5, 2017 3:25 pm

      Estimada Loly:
      Al final de la reseña indico que, a mi juicio, no es el mejor libro para adentrarse en el universo creativo de Enrique Vila-Matas. En cualquier caso, es un autor con un considerable número de detractores (también de seguidores, todo hay que decirlo) de quien precisamente se critica su tendencia al rebuscamiento.
      Un saludo muy cordial
      David Parra

      Responder
    • Yo también lo conocí a través de este libro. Hace años que lo leí y me sigue sorprendiendo, cada día descubro algo nuevo. Impresionante.

      Responder
      • David Parra Valcarce
        octubre 11, 2017 3:17 pm

        Estimada Ana:
        Muchas gracias por tu comentario. Desde luego ni el más acérrimo de los críticos de Enrique Vila-Matas puede negar sus dotes para crear un mundo literario sumamente peculiar. Que un escritor nos descubra siempre cosas nuevas es un verdadero lujo.
        Un saludo muy cordial
        David Parra

        Responder

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