En el interior de Huercasa Country Festival

A petición de algunos de nuestros seguidores en Cincuentopía nos hemos empeñado en promocionar todo lo que tiene que ver con la música country: cantarla, bailarla y, sobre todo, disfrutarla. Por eso nos trasladamos a Riaza los pasados 8 y 9 de julio para presenciar la tercera edición del Huercasa Country Festival (HCF).

Huercasa Country Festival se ha convertido en la gran cita del country en España. A este evento acuden personas de todos los rincones, unidos por su pasión por la música country y por el deseo de pasarlo bien.

Esta tercera edición de HCF prometía grandes emociones con un cartel muy interesante, que combinaba autores noveles y emergentes con grupos ya consolidados. Por cierto, anticipamos que el próximo viernes día 15 de julio Cincuentopía publicará un documental titulado Inside Huercasa Country Festival. Esperemos que os guste.

Viernes: calentando motores

Nada más llegar al recinto, ubicado en el campo de fútbol municipal de Riaza, nos encontramos con una sorpresa de lo más agradable: casi una legión de seguidores de Cincuentopía que han acudido a nuestra llamada y se han presentado en el festival. Saludamos a unos y otros, conversamos de modo menos extenso de lo que hubiésemos deseado, nos tomamos alguna que otra cerveza y nos deleitamos los productos alimenticios puestos a la venta en las distintas barras del evento (reconocemos nuestra predilección por las hamburguesas de vacuno y pollo, por la mazorca de maíz y por la excelente sandía que sirve para refrescarnos).

Y casi sin solución de continuidad ya está la voz de Manolo Fernández, director artístico del festival, anunciándonos el comienzo de HCF con la actuación de la Huercasa Country Festival All-Stars Band, un grupo creado expresamente para tocar en el festival con una alineación de lujo: Jeff Espinoza, un californiano que llegó a España en 1980; Juan Carlos Esteban, cantante de Los Widow Makers; y un elenco adicional de primer nivel con Gene Taylor, Francisco Simón, Ezequiel Navas y Manuel Bagüés.

Poco a poco van desgranando grandes éxitos de autores como John Denver, Johnny Cash, Willie Nelson, The Eagles…, que son bailados (e incluso coreados) por un número creciente de personas que poco a poco van entrando en el recinto. Así suenan en directo los chicos de la HCF All-Stars Band: On the Road Again.

Tras su actuación queremos hablar con ellos pero no es imposible aunque, eso sí, por una buena causa: se han acercado unos cuantos seguidores a comprar parte de su producción discográfica y desde luego no están los tiempos para perder ese tipo de ingresos. No obstante Juan Carlos Esteban nos entrega personalmente el último trabajo de Los Widow Makers, Ego Sum Meus Deus, un proyecto que escuchamos y recomendamos a los seguidores de Cincuentopía.

Llega así una de las sorpresas más agradables del festival: Ryan Bingham, al que quizá alguien conozca por su éxito The Weary Kind, el tema central de la película Corazón rebelde (Crazy Heart en el original), con la que ganó el Óscar de Hollywood a la Mejor Canción Original. Con tan sólo un guitarrista y un violinista (el excelente y curtido en mil batallas Richard Bowden), hace un repaso de su último trabajo Fear and Saturday Night. ¡Cuánta belleza en sus letras, cuánta sensibilidad en su voz! Su emoción termina por contagiar a todos los allí presentes. Veamos un botón de muestra de su puesta en escena.

Tanto nos interesa Ryan Bingham que nos decidimos a tener con él una breve entrevista exclusiva que el jueves día 14 de julio podrá ser vista por todos los seguidores de nuestro portal. En la conversación nos desvela sus fuentes de inspiración, su universo creativo y nos transmite sus impresiones sobre un evento como HCF y sobre el mercado de la música country en todo el mundo.

Y cuando todavía no nos hemos repuesto de la melancolía teñida de sentimiento del cantante de Nuevo México, llegan The Turnpike Troubadours, dispuestos a no dejar títere con cabeza. Como buenos representantes de lo que ha venido en denominarse la Red Dirt Music, la banda de Ohlahoma hace que los miles de asistentes comiencen a moverse de manera tan rítmica como constante.

Liderados por Evan Felker, su música nos trae ecos del country pero también del bluegrass, del rock y del cajun, entre otras muchas influencias. Así de poderosos suenan The Turnpike Troubadours; así de animados se encontraban los asistentes cuando estaba a punto de cumplirse la una de la madrugada.

Sábado: esplendor en la hierba

Durante la mañana del sábado somos testigos privilegiados de la profunda implicación de Riaza con el Huercasa Country Festival. Por todas partes se escucha, se ve, se huele y se palpa el ambiente al festival. Así nos encontramos en la plaza de la localidad ante una animada clase de Country Line Dance seguida por un concierto de la orquesta Western Pacific. Y también acudimos a distintos eventos cívicos que tratan de concienciar sobre valores como la alimentación saludable, el respeto a los animales o el ocio country, en los que está claramente presente el patrocinador del evento, la empresa hortofrutícola Huercasa.

Por la tarde volvemos de nuevo a los 2.800 metros cuadrados donde discurre el festival. Otra vez nos encontramos con seguidores de Cincuentopía, algunos casi recién llegados en exclusiva para este segundo día de festival. Notamos una atmósfera especial, propia de esos grandes momentos que uno no siempre sabe por qué se producen pero sí tiene la conciencia de ser testigo de ellos.

Abre turno Whitney Rose, una cantautora de origen canadiense de la que, no nos importa confesarlo, apenas conocemos nada. Manolo Fernández nos lo advierte al comienzo de su concierto: ¡mucha atención a la banda que lleva! Y en efecto, por ahí vemos a Raúl Malo en labores de intendencia (incluso se animará a cantar una versión de Be my baby); y también nos enteramos de que el líder de The Mavericks ha producido su último disco y está convencido de su gran valía artística.

Hablamos con algún que otro seguidor de Whitney Rose y todos nos cuentan maravillas de ella. Consultamos algunos foros especializados y nos encontramos con una definición sobre su estilo musical (“vintage-pop-infused neotraditional-country”) que nos deja un tanto asombrados. Quizá lo mejor para todos sea escuchar su sonido en pleno HCF.

La tarde comienza a caer cuando sale al escenario Sam Outlaw. Aludir a él es referirse a un artista de una sensibilidad extrema con un significativo poso de tristeza, profundamente influido por el sonido Bakersfield de los años cincuenta y sesenta surgido como reacción al entorno de Nashville. Con toda parsimonia va desgranando algunos temas de su nuevo trabajo, Angeleno, hasta conseguir la completa atención de los asistentes.

Sam Outlaw ha sabido rodearse de una banda sumamente competente y, por si fuera poco, cuenta con la inestimable colaboración de Molly Parden, una artista que posiblemente dará bastante que hablar en el futuro. ¿El resultado final? Oigámoslo a pie de hierba en Riaza.

Se presiente el fin de fiesta; se presiente que está aproximándose una fuerza de la naturaleza; se presiente la llegada de The Mavericks, la banda que jamás defrauda. Y el Huercasa Country Festival no es ninguna excepción. Son bien conscientes de lo que son y de lo que ofrecen: una brillante combinación de country, ritmos latinos, soul…, es decir, el sonido de la frontera.

Raúl Malo estira su genio por el escenario y hace que todos nos movamos al ritmo de su música e incluso que nos atrevamos a cantar algunas de sus canciones que forman ya parte del repertorio popular. El concierto es una fiesta de principio a fin y la serie de bises resulta completamente antológica, con todos los artistas bailando. Así suena Twist and shout en boca de The Mavericks en plena madrugada del campo de fútbol de Riaza.

Quien más quien menos somos presa de la agitación. Nos negamos a marcharnos, no queremos que esto concluya. Deseamos seguir charlando con quienes nos rodean, observar tantas caras amigas con las que nos hemos encontrado, prolongar la fiesta mucho más allá de lo imaginable.

El balance final del Huercasa Country Festival es de alrededor de 10.000 visitantes a lo largo de estas dos jornadas. Casi diez horas de intensa música. Pero lo mejor de todo ha sido el excelente ambiente que nos hemos encontrado. Desde Cincuentopía agradecemos a los organizadores su invitación y prometemos acudir a una cuarta edición.

«Dejadme aprovechar -escribió- el afecto que todavía hay en mí, para contar los aspectos de una vida atribulada y sin reposo, en la que la infelicidad acaso no se debió a los acontecimientos por todos conocidos sino a los secretos pesares que sólo Dios conoce». [/author_info] [/author]